LUNES: Una semana en la vida de un TOMADOR DE DECISIONES

“¿Papá, por qué traes esa mirada de preocupación siempre?”

La mirada de Rodrigo perdida en medio de la noche, el CIO del Banco, no podía conciliar el sueño, la pregunta de su pequeña hija le había calado hondo en el corazón, en esta ocasión no era ese proyecto que no podía terminarse, no era el incumplimiento normativo que causaría (otra vez) una gran multa para la entidad, tampoco era “otro” ciberataque, ni un intento al menos, esta vez era algo más grande. Y no tenía respuesta.

Pocas personas entienden la soledad del número uno de tecnología, el CIO de un Banco, es un trabajo arduo, es tecnología, infraestructura, normatividad, gestión de proyectos, Ciberseguridad, Gestión de riesgo digital, El Core Bancario, Canales digitales, canales de atención, innovación, la operación y muchas otras cosas, gran responsabilidad cae sobre los hombros de una sola persona.

¿Qué día es? Se preguntó, es domingo … mientras de manera mecánica y temeroso tomó su dispositivo móvil, ah es lunes ya … la medianoche había pasado, bastaron unos segundos, las notificaciones del correo le atraparon, sumando más preocupaciones a su confundida mente.

Así le recibió el beso matinal de su esposa

– Hola, amor buen día ¿Dormiste?

Ah esa pregunta, siempre seguía una mentira

– Mucho, descanse muy bien, amor, voy a despertar a nuestra hija

Y se dispuso a desayunar, cuándo un mail le sorprendió, era del Director de Normatividad

“Junta URGENTE por multa de 5 millones – Lunes 10:00 am”

Un suspiro y una mueca acompañó, al ACEPTAR la junta, no se dio cuenta que una mirada tierna le contemplaba cada gesto.

– ¿Papi, estás bien? ¿Puedo ayudarte?

En su coche listo para salir, no pudo más y unas lágrimas rodaron por su mejilla, amaba a su hija, pero amaba ser el número uno en tecnología, era su pasión, no se veía haciendo otra cosa, tenía experiencia, conocimientos, era todo un referente en la industria, mucha gente le respetaba y admiraba, golpeó con fuerza el volante, forzó una sonrisa mientras veía su reflejo en el espejo retrovisor.

¡Rodrigo, esto haces y eres bueno, muy bueno!

Y terminada la frase, busco una melodía para la ocasión y salió listo para conquistar al mundo, sin saber que día le esperaba en la oficina.