Poder sin límite

¿Me puedes dar una mano?, por favor

Frente a Justino, una mujer de mediana estatura vestida de manera elegante, su voz solicitaba ayuda, pero sus maneras no lograban ocultar su impaciencia y don de mando

– Claro ¿En qué te ayudo?

– Necesito desconectar este cable, pero no puedo hacerlo, necesita mucha fuerza

– Pero … parece ser que es importante ese cable, ¿Nos podemos meter en problemas?

– Es lo que busco, me llamo Luciana y mi labor es meter en problemas a la organización, tengo el poder sin restricción de entrar donde sea y desconectar lo que quiera

– ¿Pruebas el BCP (Plan de continuidad del negocio)?

– Si lo quieres ver de ese modo, sí en cierto modo, pero en realidad es una manera de saber si los procesos de contingencia funcionan más allá del papel

“Una contingencia no avisa, solo llega, la operación interrumpida debe ser notificada, identificada y corregida en el menor tiempo posible, si provocas contingencias provocas alertas y sentido de urgencia” – Luciana

– Vamos, ayúdame por favor

Con no poco trabajo, lograron desconectar un gran cable

– ¿Qué función tiene?

– No tengo idea – respondió Luciana, ante un atónito Justino – pronto lo sabremos

Eran las oficinas centrales de un gran corporativo, en ese lugar estaban tres torres de quince pisos cada una, mucha gente importante llevaba la operación de este conglomerado con presencia en seis países de América latina, el impacto no era menor, eso sin duda alguna tendría serías repercusiones, un joven Justino estaba sudando y muy nervioso

– ¿Estaba muy bien puesto no te parece?

– Si, pero no sudo por eso

– ¿Entonces? – una muy sonriente Luciana, le veía atenta a su respuesta

– ¿Si me despiden?

Luciana se moría de la risa, estaba de lo mas divertida, no paraba de reír, Justino empezó a dudar que estuviera cuerda, quiso salir huyendo a buscar un guardia de seguridad, pero Luciana, le tomó por el antebrazo sujetándole con fuerza

– Tengo el poder para hacer esto y más, es instrucción del dueño de todo esto – dijo, mientras recorría con la mirada las torres

Una multitud de gente venía hacía ellos, entre ellos varios guardias de seguridad, con una actitud amenazadora, a Justino le temblaron las piernas, pero Luciana se adelantó mientras balanceaba el cable entre sus manos, los guardias le reconocieron

– Hola, Lic. Luciana ¿Cómo está?

– Hola, Sr. Rodríguez – era el jefe de la seguridad de las torres, quién con su intercomunicación daba cuenta de lo sucedido

– Es la Lic. Luciana, ha desconectado el cable de la fuente principal que alimenta el centro de grabación – dijo por su aparato de dos vías de comunicación, una serie de maldiciones fue la respuesta

– La Lic. Lo está escuchando – interrumpió el Sr. Rodríguez

– Lic. Luciana, le ofrezco una disculpa, me ha tomado por sorpresa, no era mi intención decirle …

– Solo haga su trabajo – interrumpió Luciana

Justino y el Sr. Rodríguez intercambiaron miradas de complicidad e incertidumbre

– ¿Quieres un café, Justino?

– No, gracias, tengo que regresar a trabajar

– Si me lo aceptas, te contaré un par de buenas historias que te pueden enseñar algo

– Vamos, pero solo tengo unos veinte minutos

– Vamos entonces

En el camino, muy contenta se colgó del brazo de Justino, parecía una niña que hizo una travesura y en lugar de recibir un regaño, ante el respaldo de un padre que daba el permiso, no tenía responsabilidad alguna de las consecuencias, sino más bien todo lo contrario, le instaban a realizar esta actividad

– ¿De verdad no sabes que impacto tiene, el desconectar esa fuente de poder eléctrica?

– Ni idea Justino, pero por la tarde lo sabremos, de momento preparemos un reporte para que revisen su modelo de protección y detección operativa

– ¿Te refieres a que está expuesto?

– Muy bien, justo a eso, debe tener la protección para que nadie pueda hacerlo ¿Entiendes ahora la importancia de mi labor?

– Si, es muy arriesgada para el negocio, pero sí, la entiendo

“Quién facilita el riesgo, es quién mejor lo gestiona” – Luciana

Le contó que meses atrás, se dirigió al centro de cómputo así muy campechana

– Espera Luciana, no eres la persona que hizo detener todo el centro de cómputo el año pasado, fue en abril poco antes de la semana santa

– Si, fui yo ¿Por qué lo recuerdas tan bien?

– Nos tomó cuatro días con sus respectivas noches, arreglar todo el problema, conciliar las cuentas, los reportes que estuviera cuadrados, además de poner los canales digitales en alta disponibilidad

– ¿Lo hubieran hecho de otro modo? – cuestionó, ante la mirada de desprecio de Justino, sabía muy bien que su labor no era bien vista de inicio por nadie

– Debo reconocer que ayudó con muchos procesos, se aceleraron por qué descubrimos que teníamos un punto débil, de no tener ese apagón no tendríamos portales de internet tan robustos como ahora, pero espera Luciana, se dicen muchas cosas, la versión oficial dice que fueron personas que se pusieron de acuerdo, para lograr el protocolo sin mucho aviso, pero consensuado.

– Falso – casi gritando Luciana, arremetió

Le contó que ese día lo ensayó durante semanas, estuvo vigilando que personas cubrían las guardias, las horas de entrada de salida, que veían, a que horas cambiaban turno, los elementos para entrar o salir del centro de cómputo, su preparación tuvo tres posibles escenarios.

– No creo que, en quince minutos, te pueda platicar todo – dijo mirando el reloj, era el tiempo que le quedaba a Justino

– Por favor, no me iré si no sé toda la verdad

Dijo que las tres alternativas o estrategias más bien quedaron del siguiente modo:

– La asistente de dirección sensual, que necesita un favor

– La ejecutiva que mata, luego pregunta ¿quién era?

– La programadora sin más interés que en su trabajo, pero siempre dispuesta a dar a conocer en que parte de la cadena de mando, las cosas se quedaron detenidas ¿Quién tiene la culpa?

Tras mucho pensar decidió que probaría suerte con …

{Aparecerá la historia, de como lo hizo solo en el libro}

Ese incidente costó cerca de un millón de dólares, muchas cabezas cayeron y se unieron nuevos talentos que endurecieron los protocolos al grado de otras industrias, no volvería a pasar, la dura lección había dado sus consecuencias, Luciana era la culpable, pero se manejaría otra versión, la oficial para no mencionar a la causante del conflicto, sin duda ya le odiaban, pero era necesario ese trabajo, ahora.

¡Tiene todo el poder, para desconectar lo que le antoje, donde se le antoje, a la hora que se le antoje, sin pensar en las consecuencias!

Lo dijo fuerte y claro, el socio mayoritario del grupo empresarial, el mandato era claro, debían estar alertas todo el tiempo.

– ¿Y cómo te hiciste de ese puesto?

– ¿Sabes que es lo que mantiene vivos a los nómadas?

– ¿El riesgo?

“Cuándo das por hecho algo, las consecuencias no se hacen esperar, alerta siempre” – Luciana

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