La historia de la fecha de caducidad

– Amor ¿Te gustarían unas fresas con crema para postre?

– Me encantaría

– Solo que no ha crema, puedes ir a la tienda de la esquina por favor

– Claro amor, con gusto

Justino tomó las llaves de su casa, listo para ir por el encargo, saboreando ya las fresas con crema, era noche de viernes, listo para disfrutar un buen fin de semana, pero antes de salir su esposa le vio pasar frente a la cocina le dijo

– ¡Revisa la fecha de caducidad, por favor!

– Si – ¿La fecha de caducidad? Pensó ¿Qué relevancia tiene eso?, pero disgustar al amor de su vida, no era una idea aceptable, seguiría las instrucciones de la experta

Al llegar a la tienda, pidió la crema y apenas se la entregaron, pagó el importe correspondiente, estaba a punto de dar la vuelta cuándo recordó ¡La fecha de caducidad!, no podía aventurarse a un regaño de su esposa, revisó la parte inferior y oh sorpresa

– Disculpa, ¡Esta crema, esta caducada!

– Ah que raro – una sonrisa fingiendo sorpresa se asomó en la dependienta – te la cambió, con gusto

Al regresar a casa, le comentó a su esposa del pequeño drama que tuvo en la tienda

– ¿Cómo sabías que debía revisar la fecha de caducidad? – quiso saber

– Es qué quieren sacar el producto, aunque este caducado, por eso es importante … revisar la Fecha de Caducidad

Pudo ser la manera en que lo dijo, la entonación, el momento, la lección que le acababa de dar, era maravillosa, apenas podía creerlo, ella le conocía bien, sabía que no debía interrumpir cuándo veía esa mirada aparecer, sin mediar palabra, buscó la libreta donde apuntaba las ideas, se encontró con su hija menor

– ¡No le hables a papá, ahora mi vida! – ordenó la mamá, en una voz queda la esposa le dijo a su niña que era importante la idea que cruzaba por la cabeza de su progenitor, debía dejarle para la pudiera atrapar y plasmarla en una libreta, la niña solo hizo un gesto con los hombros, mientras se acomodaba un mechón de cabellos que caía de manera caprichosa sobre su frente, en señal de no importarle una explicación que no entendía

– Listo – notificó Justino

La cena fue todo un éxito, vieron una película en familia al terminar, pasaron una maravillosa velada, seguida de un muy buen fin de semana, el lunes llegó más pronto de lo que toca esperarlo, vaya sensación tan extraña

– ¿Y mi libreta?

– Está aquí mi amor, perdona, la movimos ayer mientras tu hija buscaba un libro del estante

Un gesto de disgusto no logró ocultar Justino, tomó la libreta y marcó un número de su teléfono

– Hola, Edith perdona la hora sé que es temprano, pero tengo algo que decirte, es muy importante – era la asistente temporal, vale mucho la pena platicar de ella, será en otro momento, para no desviar la historia

“Estimar la fecha de caducidad del negocio, debe ser prioridad en la agenda del CEO y su consejo”

– Por favor, hoy estaré en un evento todo el día, puedes poner una reunión extraordinaria para el consejo con ese título en mi nombre, muchas gracias

Y estaba a punto de colgar, Edith sugirió que cambiará el título, una ligera variación, dijo, pero con la misma intención, algo como:

“Notificación de la fecha de caducidad de la organización. ¿Qué haremos al respecto?: Reunión extraordinaria”

La justificación de Edith, para el cambio en el mensaje, era la siguiente:

“Si quieres que lean tu mensaje, debes usar el titular como gancho para atraer su curiosidad y una pregunta retórica para cerrar la intención” – Edith

¿Ahora notas por qué es interesante hablar de Edith? Te adelantaré que ha escrito una novela, sigamos con la historia ahora, que un Justino espera para aceptar el cambio, en el título del mensaje o hacer uso de su jerarquía

– Maravilloso, espero no me marquen antes de la junta – tuvo por respuesta la petición de Edith, y el mensaje se mandó

Ese día en el evento no logró concentrarse del todo, seguía pensando en que una crema caducada puede provocar una enfermedad o un malestar estomacal, si solo pudiera conocer la fecha de caducidad de la naciente organización, podría actuar en consecuencia, bien para alargar la fecha, bien para optar por otros caminos, un modelo de gestión de riesgos apareció en su mente y se ató a ese pensamiento.

Decidió abandonar el evento, está bien asistir, aprender mucho, leer mucho, saber de muchas cosas, pero no sirve de nada si no se ejecuta aunque sea un poco, se dirigió a un café que estaba a unas pocas cuadras, sacó una libreta negra regalo de Diego, con esa hermosa pluma fuente con tinta china, los trazos y diagramas aparecieron casi por arte de magia.

Su modelo de introspección era simple, el primer paso era hacerse preguntas:

  • ¿Por qué caducaría mi organización?
  • ¿Si caduca, que puedo hacer?
  • ¿Qué puedo hacer para que no caduque pronto?
  • ¿Qué señales sugerían una caducidad prematura?
  • ¿Y si tengo la fecha de caducidad, que hago con ella?

Se detuvo en esta última pregunta, apuntó un plan de acción, mandaría una campaña para toda la organización, playeras, correos, mandaría poner en las salas de juntas, una fecha que todos supieran, si lograban pasar de esa fecha, quería decir que no caducaron, no parecía la gran idea, podía ser contraproducente, pero la experiencia le había enseñado que debía empezar por algo, para luego ajustarlo, hasta llegar a una buena idea, este era una de esas ocasiones que debía echar mano a la paciencia y el tiempo.

¿Qué es más importante? ¿La fecha de caducidad? ¿O las señales iniciales del fin?

“Nadie de la propia organización puede oler lo descompuesto”

Apuntó y remarcó la frase, era como el hálito, le gustaba saber que tenía en el repertorio palabras poco comunes, “aliento que sale por la boca al respirar” decía la definición, a quién tiene mal aliento no lo nota, por ello la organización no puede notar que algo anda mal.

Ya tenía su primer pilar de la estrategia, tenía que traer personal externo que no estuviera empapado del día a día, sería todo un reto encontrar alguien que se ocupara de estos temas, debía ser alguien enfocado en negocios, pero que conociera del tema financiero, innovación, tendencias y si pudiera tener una pizca de aspectos financieros, sería un diferenciador clave, no era momento de … ¡EUREKA!, tenía un amigo que le ayudaría, ¿Por qué no lo pensé antes? – se reprochó el CEO –

Cerró su libreta, tomo sus cosas y regresó al evento, ahora parecía más ameno, o quizás tenía mejor disposición, la siguiente conferencia tenía un título interesante:

“El 75% de los ejecutivos, no sabe en qué negocio está”

Tomó su libreta y enumero una tarea, con un cuadro para marcarla como lista de verificación.

  • Mi equipo debe tener certeza en que negocio estamos
  • Si la respuesta a ¿En qué negocio estamos? Tiene más de 5 palabras no sirve
  • Contar historias, que demuestren que estamos en “ese” negocio
  • La diferenciación del negocio no está en la respuesta de nuestro quehacer, son cosas distintas
  • Es responsabilidad de todo el equipo, ejecutar ideas para ocuparnos del negocio en que estamos, mientras operamos nuestro servicio
  • Si tienes claro en que negocio estás, esa es tu principal prioridad
  • Tener las mejores prácticas del negocio en que estás, no garantiza buenos resultados, se debe unir la operación del modelo en la hora de la verdad de las personas
  • ¡Todas las organizaciones estamos en el mismo negocio!, pero en diferente industria, mercado, alcance y oferta
  • Ante una disyuntiva de prioridades, el negocio en que estamos es la prioridad
  • Identificar en el negocio que estás no es suficiente, las personas de tu mercado tienen la última palabra
  • Siempre, siempre hay personas en cualquier modelo
  • Un gran indicador, que vas por el buen camino es que tienes demostración de satisfacciones de tu mercado
  • El activo más importante es conocer ¿En qué negocio estamos?, gestiona los costos y/o mejora el ingreso como ninguna otra estrategia en el tiempo
  • Debes probar que sabes en que negocio estás, de cuándo en cuándo
  • La operación mata la innovación, pero la operación es el músculo que bombea sangre de manera constante, para que el negocio se mantenga vivo, para crecimiento se debe tener claro ¿En qué negocio estamos?

La mente del CEO trabajaba muy rápido, tenía esa especie de trance en ese momento, segundos para pensar y apuntar, era su momento .. hasta que

– ¿Justino?

Una voz femenina rompió el trance, el CEO tardó unos segundos en recuperarse, reconoció a su interlocutora tras unos pocos segundos de encontrar la relación del rostro con un nombre propio

– ¿Raquel?

Se abrazaron con gran afecto, algo muy extraño en el CEO, Raquel era una persona que conoció en sus inicios en el mundo de servicios financieros, ella ya era la directora de tecnología de la entidad financiera, un cargo importante y de gran responsabilidad por el tamaño de la organización.

Luego de un rato, Raquel le felicitó por ser CEO desde hacía unos años, le seguía atenta a través de un tal Héctor Ortega que publicaba las “Charlas con Justino”, Justino se sonrojó, se justificó diciendo que Héctor exageraba las reflexiones y que eran fruto de su imaginación muchas de ellas

– No creo, amigo – replicó Raquel – es claro que eras tú, no te llamas Justino claro, pero te reconocí a través de las historias, sé que las esconde un poco, diciendo que no existes, que es la mezcla de muchas personas, pero claro que existes

– Es un secreto, no me gustaría se supiera Raquel – pidió el CEO

– Por mí, no hay problema ¿Qué tal el evento?

– Pensando en la fecha de caducidad de la organización

No supo por qué lo dijo, solo salió de sus labios y no reparó en el impacto que tendría en su amiga Raquel, ella le pidió que salieran para platicar del tema, le había explotado la cabeza con la idea

– Pero me interesa saber ¿Por qué los ejecutivos no saben en que negocio están? – replicó

– Yo te digo, ya estuve en esta conferencia, vamos amigo

Y salieron en total complicidad, para tener una de esas charlas que harían explotar la cabeza de quién tuviera la oportunidad de escucharlos.

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