Un cuento disruptivo – 2 de 2

Aquí puedes leer la primera parte

Nos miramos Sonia, Mario y yo, con cara de incredulidad, en una especie de acuerdo sin palabras, no movimos ni un dedo, solo nos quedamos ahí, viendo como Rodrigo nos instaba a pasar, ante nuestra negativa, como buen organizador nos olvidó, para decir a todo el público

– ¿Quién ganó? ¿Qué dicen?

NADIE

Dijo una voz al fondo del salón, era una mujer joven, un micrófono apareció en unos segundos en sus manos, repitió fuerte y claro

– Nadie, no ganó nadie

Ante esta reacción, en la pantalla enorme del salón, apareció un lienzo en blanco, Rodrigo lo señaló diciendo a la joven, mientras señalaba la pantalla con un dedo

– ¿Por qué no ganó nadie?

– Fallaron los servicios financieros – dijo de manera categórica

Un silencio sepulcral en el entorno, busqué a Justino, lo encontré haciendo un gesto aprobatorio, ahora me quedaba claro, de esto se trataba el ejercicio, qué interesante, Rodrigo luego de unos segundos leyó en la pantalla lo que se había escrito, en letras enormes y rojas: “Fallaron los servicios financieros

Sin aviso, Sonia la integrante de mi equipo, dijo:

– Son amables para atenderte en la sucursal, pero no son empáticos, tardaron en atenderme, cuándo sabían del tiempo

Las quejas empezaron a ser murmullos, Rodrigo pidió orden y apuntaron la queja en el documento que proyectaba la pantalla, pidió otra queja, se peleaban ahora para decir en que fallaron

–  A nadie le importan los servicios financieros – dijo Mario, el joven de mi equipo

– ¿Disculpa? – le encaró una mujer de mediana edad, se le vía exitosa a todas luces, elegante en su atuendo blanco con blusa verde claro, molesta le hizo la pregunta, Mario no se amedrento

– Este juego es como la vida misma – dijo mientras recorría con la mirada a los asistentes, tomé nota mental de su truco, no solo respondía a la mujer que lo cuestionaba, daba lugar mirando a todas las personas que era su opinión, por lo que debía ser respetada, no era un ataque para nadie, la mujer hizo acuse de recibo del mensaje, su lenguaje corporal lo demostraba – pensaba en la fiesta, la comida, vi como Darío “El joyero” (mientras me señalaba) sufría con la comida, él no pensaba en ¿Cómo voy a pagar?, no, pensaba en conseguir la comida, la necesidad primaria ante todo, cuándo llego el momento ocurrió algo importante

Guardó silencio, como devolviendo al retorica al público, muy bien este joven Mario, hizo efecto su propuesta luego de unos segundos

– ¿A qué te refieres? – quiso saber la mujer, pero con un tono más mesurado

“Los servicios financieros reaccionan, no se anticipan”

Y antes de que nadie dijera nada, explicó que, si ya sabían que en el restaurante o en las tiendas, solo aceptaban tarjetas, ¿Por qué nos dieron efectivo, agregó que entendía que era parte del ejercicio, en ese momento se presentó, su nombre era José Leyva, era fundador de una Fintech, como participante de los servicios financieros, su queja no solo era para la oferta existente, entendía una lección valioso, agradeció a Rodrigo por la organización y a Justino por la invitación.

Hoy aprendí que no es lo mismo usar los servicios financieros que ofrecerlos, para sutil la diferencia pero es importante, partimos de condiciones o premisas que no tienen fundamento real, y dio varios ejemplos del ejercicio. Terminando su explicación Sonia informó que se sentía mal por no concluir el ejercicio, pero que al final no gano nadie, ante la solicitud de Rodrigo de detallar sus razones, dijo:

“Los servicios financieros viven en su contexto, que no es el mío”

Si voy a comprar ropa formal para mi evento, dijo Sonia, ese es mi contexto, no solo voy a criticar, mi propuesta es si hubieran colocado información de que solo se puede comprar con tarjeta de débito o crédito, me hubiera ahorrado tiempo y quizá logrado completar el ejercicio.

– Sí hay información – dijo una de las personas del staff – le mostró un cartel pequeño que dijo estaba en la entrada de la tienda, en el restaurante (mientras me veía) y justo en una zona del salón.

– No leemos – reparó Sonia –

– Aunque – salí en su defensa – los mensajes que llegaron al teléfono, si que los leí, quizás si me hubieran avisado antes de salir que ese efectivo debía estar primero en una cuenta

“No me importan tus productos, quiero satisfacer mis necesidades, ¿Cómo puedes ayudarme?”

Y en ese momento, recordé mi experiencia de la sucursal, abrí la cuenta por la notificación que me llegó al teléfono, de lo contrario me hubiera tardado más tiempo, estaba concentrado en mis necesidades, no es los servicios financieros

– Aunque tuve otra revelación importante, como dijo José Leyva, se me ha hecho enriquecedor actuar desde la perspectiva del día a día como se van cruzando los servicios financieros, no es el centro de atención, es un servicio importante pero que se suma a mi cadena de valor

Otra persona pidió un micrófono, informó que mucho se decía del efectivo, ella misma lo había planteado en muchos foros, en este ejercicio había descubierto algo interesante:

“El problema no es el efectivo, el problema es como ingresarlo al sistema”

– Y parece lo mismo, están en la misma ecuación pero se pueden abordar de diversas formas, el efectivo existe en algún momento de la vida, eso es un hecho que debemos que tener en cuenta, si queremos tener una relación financiera la pregunta es ¿Cómo lo ingresamos al sistema? Los beneficios de hacerlo contra los beneficios y/o riesgos de operarlo, empezar la inclusión financiera desde el mismo origen del servicio

Al escuchar esta frase, una persona más opinó al respecto, dijo:

“El problema de la inclusión financiera, es que la hacen los que ya están incluidos”

Todas las personas aplaudimos, celebramos y en el documento se apuntaban las ideas, allí tomo la palabra Rodrigo, para dar algunas conclusiones, informó que era justo la idea del ejercicio, entender desde la práctica del día a día las necesidades, era una nueva manera de hacer innovación.

Los eventos donde se creaban soluciones, donde las personas estaban algunos días sin parar creando estas ideas que presentaban, tenían un componente principal: “Buscaban soluciones”, lo cuál es interesante, importante y dejan muchas lecciones

¿Y sí? La idea fuera otra ¡Buscar problemas!

De nuevo, muchos aplausos retumbaron en las paredes, en ese momento en la pantalla apareció esta frase:

“Buscamos soluciones o buscamos problemas”

Rodrigo dijo que era el nombre del taller, empezaron al revés, primero con las actividades y al final el nombre de todo el ejercicio, ahora venía un ejercicio, agradeció a Justino la participación y la invitación, era quién pagaba por todo esto, le agradecí con un movimiento de cabeza, en adelante informó Rodrigo es confidencial para que lo tengan en cuenta, por favor, vamos a detallar los problemas encontrados a detalle, eso nos dará una ruta para la segunda fase del taller: “El cuento disruptivo

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