Reflexiones simples

Caminaba por las calles de la ciudad en aquella tarde agradable en CDMX, no era otro que nuestro amigo El Viejo Consultor

Dudaba entre ir por un café y pasar un tiempo con sus pensamientos o dirigirse al evento que lo habían invitado, eran los inicios del año, se trataba de BancoT celebrando por todo lo alto, la estrategia y planes del año que se tenía por delante.

Buscando decidirse en esa esquina, una voz le hizo volver la mirada

– Hola. ¿Usted es El Viejo Consultor, verdad?

– Sí

– ¿No me recuerda? Soy Olivia de Marketing de BancoT ¿Va a nuestro evento de inicio de año?

No pudo decir que no, el destino inclinó la balanza para que fuera al evento

– ¡Vamos juntos! ¿Le parece?

Solo asintió y se dejó dirigir por la chica, que muy amable en su conversación, detallo con lujo de detalles todo el esfuerzo que se requería para realizar tal evento

El Viejo Consultor, agradeció para sus adentros asistir, no lo había visto desde la perspectiva de Olivia

Fue un evento espectacular, quedó claro que el presupuesto no fue un problema, derrocharon dinero para demostrar su hegemonía … Aunque a El Viejo Consultor no le quedo claro ¿A quién?

Se dirigía a salida, luego del discurso del CEO, que estuvo interesante, tiempo hacía que Justino salió de esa entidad, le detuvo el CIO con quién tenía una gran amistad, charlaron un buen rato.

Al salir, casi tropieza con el CEO, que también le conocía

– El Viejo Consultor -dijo el CEO

– Hola, ¿Cómo estás?

Luego de intercambiar saludos y comentarios sociales, el CEO preguntó algo que hizo reaccionar a El Viejo Consultor

– ¿Qué te interesó más del evento?

“Puedes comparar el discurso y objetivos del año pasado, con lo que proponen para este nuevo año ¿Hay variación?”

Lo dijo sin pensar, es un pensamiento que surgió mientras escuchaba el discurso del CEO, uno de los rasgos de juventud (imprudencia) que aún conservaba, le hizo la mala pasada, se arrepintió apenas terminó la frase, pero el daño estaba hecho.

El CEO primero frunció el cejo, luego torció los labios en una mueca de desagrado, apretó los dientes conteniendo su coraje, todo en unos mili segundos, para lograr controlarse.

– Como siempre, muy aguda tu observación, si me disculpas, tengo que seguir atendiendo a los invitados del evento, buenas noches

Y salió a zancadas buscando con urgencia a su asistente …