Necesito tu estado de cuenta, hijo

Mi contador me ha pedido el estado de cuenta de mi hijo, es socio de mi empresa, tiene 19 años apenas pero ya trabaja con nosotros, ahí empezó el viacrucis que casi termina en tragedia familiar Justino.

Esta historia, se la ha compartido una amiga de Justino, es interesante por lo que me la ha compartido puedo publicarla cuidando la confidencialidad de las personas involucradas, cosa que no es relevante.

La señora le pidió por un mensaje a su hijo, que, por favor, le mandara el estado de cuenta del banco, era para trámites fiscales, le dijo, si tenía dudas que por favor le buscará, el reloj marcaba las nueve y quince de la mañana.

Llegó la hora de la comida, ya iba molesta la señora, apenas vio a su hijo, le cuestionó por qué no le mandó el estado de cuenta, era un trámite importante, pero como siempre … no le importaba cumplir, empezaba el drama familiar.

El hijo adolescente tardío entrando en la edad adulta, solo le miraba con dureza, no había podido emitir palabra, la madre no dejaba de hablar, solo le reclamaba varias cosas, gritando cada vez más, la situación se ponía tensa en la mesa, la señora madre soltera, era arquitecta y tenía un pequeño despacho, donde su hijo en año sabático estaba apoyándole, luego le reclamó que no estaba en la universidad y debía poner atención, se subió al tren del discurso famoso de la edad adulta y la responsabilidad adquirida, tantas veces se lo dictaba que el joven solo suspiró.

Conocía bien a su madre, sabía que tenía que esperar a que se calmara, no era una mala madre, solo tenía muchas presiones y cualquier cosa le hacía explotar con facilidad.

Luego, de unos minutos de catarsis, se quedo viendo al adolescente y preguntó:

– ¿Por qué no me mandaste en estado de cuenta?

– Vaya, por fin me preguntas – respondió el joven aturdido ante los gritos de su madre, quién se ruborizo un poco por su error, pero mujer enérgica al fin se recuperó de inmediato, haciéndose dueña de nuevo de la situación

– Entonces, lo hiciste ¿Dónde está?

– Te lo mandé mamá, desde la aplicación dice que lo podía mandar a un correo, le puse el tuyo y debió llegarte desde la mañana

En este punto, Justino me dijo que intercalaría comentarios y observaciones que era ricas lecciones para tomar en cuenta, siguiendo el mismo relato y su estrategia, te comparto lo que me dijo el CEO:

“Las personas que confían en las operaciones tecnológicas, confirman el hecho en la pantalla no el proceso” – Justino

Espero querido lector o lectora, sea claro para ti, al menos para quién escribe estas líneas no lo es, así que pedí una explicación que me fue dada en el momento.

Si la pantalla dice que se mandó el mail, no dudan que así fue, no confirman con el destinatario (como en el caso del joven) que haya llegado, ahora seguimos con el relato.

El joven molesto, dijo a su madre que le mandaría de nuevo para que viera que, si lo hizo, entro a la aplicación del Banco y busco los movimientos de su cuenta, luego pulso un ícono de compartir se abrió una caja de texto, donde ingreso el mail de la autora de sus días, con todo irónico le solicitó validar su dirección electrónica, la madre ya mas relajada confirmó y dio enviar.

– Ahí lo tienes, eso mismo hice desde la mañana, ya debes tener dos veces el correo – remató el joven

La señora que no eran tan versátil con la tecnología buscó su iPad mientras ajustaba sus anteojos para leer, dio refrescar al correo para tener la información antes de comer, enviarla al contador y luego hablar con su hijo, para ofrecerle disculpas, parte de la enseñanza para el muchacho era, reconocer los errores cuándo se tenían, ella tenía uno y debía predicar con el ejemplo, en estas reflexiones estaba, pero el dichoso mail no llegaba.

– Empieza a poner la mesa, por favor, hijo – ordenó muy suave y con toques de cariño – mientras esperamos que llegue el mail

Ya tenían hambre, por lo que de momento olvidaron el dichoso mail, degustaron ya menos enfadados los alimentos, estaban terminando cuándo el joven retomó el tema, quería ganar esa batalla, lo sabía de cierto, la culpa no era suya.

– No llega el mail hijo, el servicio no sirve, solo dice que lo manda, pero no hace nada

En ese momento, la brillante mente de la mujer encontró una salida a la situación, además sonrío para sí, le daré una lección a mi hijo que además de útil le ayudará para distinguirse de sus congéneres en la vida, era una señora con amplia experiencia y muy inteligente.

– Ro, ¿Sabes que quiere decir “definición de terminado”? – Ro, le decía de cariño, su nombre era Rodrigo

– No mamá – respondió el distraído adolescente

Le explicó que era una de esas armas que le servirían, ahora que intentaba dejar la escuela para incorporarse a las filas de las personas que generan ingresos, esto era dejar claro que cosa es “la definición de terminado”, explicó que constaba de tres partes.

{Aparecerá solo en el libro}

El joven al inicio no le parecía interesante, pero atraparon su atención cuándo su madre dijo: “Quiero un estado de cuenta, no un mail”

– ¿Qué cosa es estado de cuenta? – preguntó intrigado, con la explicación de su madre, tenía dudas

– Es el detalle de los movimientos de tu cuenta, pero con un sello digital que tiene validez oficial, contiene información detallada de un periodo mensual – explicó su mamá

– Entonces la aplicación, no funciona mamá ¿Lo hacemos por el portal web?

La señora no entendía como un mail que no funcionaba en la aplicación, tuviera mejor suerte en la computadora, pero no externo su opinión, sabía por amarga experiencia que no entendía muy bien de tecnología, a veces quedaba muy mal parada y perdía autoridad por ese punto flaco.

Entraron al portal web de la entidad financiera, la señora le preguntó al hijo que le diera el token por favor

– Es Og2022 – respondió el joven, muy atento y seguro

– No, tu token hijo – un poco molesta la señora, solo son números

El muchacho confundido se quedó mudo, no decía nada, sabía que su mamá usaba mucho las bancas digitales, esta vez si que le había ganado una

– ¿Dónde lo encuentro, mamá?, ya le busqué por toda la App y no lo veo

– Te sales de la App, Ro – con la paciencia agotada, la señora – le das a estos tres puntitos, luego al final le das y ahí pones tu huella y entonces te genera un número, ese es tu token

Justino hizo otra pausa, para decirme:

“Cada cierto tiempo, debes usar la aplicación de tu entidad, como si no la conocieras” – Justino

Y algo que es muy importante – dijo Justino – es saber que el lenguaje financiero no es conocido por todo el mundo, no puedes asumir que todos saben que diferencia hay entre un estado de movimientos a un estado de cuenta, que cosa es un token y la jerga que se usa dentro del sector financiero.

La señora entendió que no era culpa del joven, no sabía que cosa era estado de cuenta, en honor a la verdad estaba muy escondido la generación del token que era algo necesario para operar la banca digital desde un navegador.

Por fin, encontraron el token lo ingresaron, pero mandó error de contraseña, el joven no recordaba cuál era y le dijo a su madre que por favor le diera espacio, recuperaría la contraseña, ya le quedaba claro como encontrar el estado de cuenta.

Luego de unos treinta minutos, en el mail la señora tuvo el estado de cuenta, le dio abrir y … busco de nuevo al joven para darle otra lección al respecto.

{Aparecerá solo en el libro}

Después de tanta peripecia, la señora logró mandar el estado de cuenta al contador, el hijo se llevó lecciones importantes y Justino nos ha hecho énfasis en aquello que damos por hecho, debe ser revisado muchas veces para no obviar.

Muchas gracias por leerme