Las leyes inmutables de la física también se aplican a los negocios – dijo el viejo Chairman de nombre Diego, ahora socio de Justino, una mañana soleada en la oficina donde pronto empezarían operaciones.
– ¿A qué leyes te refieres, Diego? – un Justino interesado cuestionó
– “Un objeto en reposo permanece en reposo y un objeto en movimiento permanece en movimiento a velocidad y dirección constantes a menos que sobre él actúe una fuerza externa y no balanceada” o algo así va la segunda ley de Newton, dijo Diego
– ¿Y qué tiene que ver con una empresa? – El CEO estaba tan entretenido en todo cuánto había que hacer, que tal comentario de la ley de Newton, además de tenerlo sin cuidado, lo sentía chocante en este momento
“Alinear los esfuerzos en una dirección común, es la tarea del CEO” – Diego
Justino dejó las hojas de contratos que estaba revisando sobre el escritorio, su atención quedó atrapada por este último comentario de Diego, luego le dieron algunas ideas de como alinear esos esfuerzos para tener avance en la dirección deseada, se trataba de la propuesta única de valor, que tiempo atrás anunciaron como: “Gestionar la incertidumbre de los clientes”
Todo iba perfecto, hasta que … esa tarde sucedió algo inesperado, trabajaron toda la mañana en alineación de objetivos, para ir a comer sin prisas, regresaron Diego y Justino a la oficina, con la idea de seguir en lo que dejaron pendiente antes de salir a degustar los alimentos.
Es curioso este fenómeno, cuándo tienes una tarea y trabajas de manera ininterrumpida en ella, todo fluye y no se pasa por alto nada, pero si por alguna razón cortas el momento, retomas tiempo después la tarea, algo ha pasado, no se ve igual, incluso la empiezas a cuestionar, aquello que otrora te pareció genial, ahora no luce tan bien, tiene sus huecos y dudas, tal cosa le pasó al par de socios.
– ¡Hemos terminado y tenemos la propuesta única de valor! – dijeron casi al unísono poco antes de salir a comer
Cuando regresaron y leyeron lo avanzado, la frase en el pizarrón era bonita, profunda, amplia y es probable que unificara esfuerzos
– ¿Es probable? – repitió Diego para sí
Justino, estuvo de acuerdo ¿Cómo es que no notaron que algo faltaba?, ese algo era
– ¿Qué es lo que une? – dijo primero Diego y en voz alta
Se dejaron caer sincronizados en sus respectivas sillas, desvanecidos por sentir que regresaban y perdían tiempo valioso de la mañana
Me he adelantado un poco a los acontecimientos, varias preguntas emergieron en la conversación mientras volvían de comer, para colarse como arena entre los dedos.
¿Qué tipo de empresa queremos? ¿Qué publico atenderemos? ¿Cómo ganamos dinero?
Tales cuestionamientos no eran respondidos por la propuesta de valor, sin duda era útil pero no en este momento de la organización, es realidad que Diego no lo sabe todo, qué tiene grandes errores aún con toda su experiencia – se preguntó Justino preocupado –
Como si leyera sus pensamientos, el viejo Chairman se levantó de la silla, luego de leer un mensaje en su teléfono y dijo
– ¡Te veo mañana Justino!, tengo que irme y salió
Justino se sintió desolado, le embargo una preocupación que lo hacía dudar de sus propias capacidades, un pensamiento negativo engarzó otro más, hasta que lograron que el CEO se meciera los cabellos en señal desesperada, pronto se avergonzó de su conducta, regresando a mirar el pizarrón, le tomo una foto para no perder el trabajo y acto seguido, arremetió con fuerza, borrando todo y de manera pulcra limpiando cada pizca de la tinta de los marcadores, hasta no de dejar rastro alguno, todo esto le hacía reflexionar, la base de sus mejores ideas siempre eran preguntas, decidió irse por lo seguro y se encontró una cuestión que la agradó.
¿Cuáles son los pilares para empezar un negocio?
Tenía claro que debían ser pocos para que lograran ser efectivos, apuntó en el pizarrón
- Pocos pilares – borró con violencia y corrigió – 3 pilares, pocos no dicen nada, debe ser finito para ser alcanzable – se dijo –
- ¿Y sí? Cada uno tiene una lista definida de elementos que hacer, da certeza y cumple con la gestión de la incertidumbre – sonrió, estaba de vuelta –
- El margen digital era importante, pero … – se cuestionó a sí mismo, asintió con la cabeza una idea que vagaba sin rumbo, la tomo y decidió apuntarla en el pizarrón – no es lo único, se trata de ingresar dinero no dejarse arrastrar por la corriente
- Debemos tener una frase para repetirla una y otra vez
“Los 3 pilares que sostienen la estrategia son el modelo de Negocio, Inteligencia Financiera y Ventas” – Justino
¿Se pueden tener más? – le cuestionó una voz interna, y añadió
¿Si faltan, entonces no estaremos incompletos?
Pero el CEO ya tenía experiencia en gestionar organizaciones, era mejor tener una idea simple, pocas cosas para manejarlas mejor y con una estrategia adicional como as bajo la manga.
“La punta de lanza de la estrategia son los pilares, el arco que lo complementa son las personas, la operación, el servicio al cliente, los productos y la cultura de la organización” – Justino
La voz interna estuvo de acuerdo.
Dibujó en el pizarrón tres bloques, luego a cada uno de ellos agregó preguntas, en este orden:
- Modelo de Negocio
- ¿Cómo ganamos dinero?
- ¿A quién le vendemos?
- ¿Cómo le vendemos?
- ¿Cuándo le vendemos?
- ¿Por qué nos compra?
- Inteligencia Financiera
- Prueba de sombra: Validar que el mercado “compre” la solución, encontrar grupo de control para validar la idea
- Inversión inicial de Tecnología, Diseño, Experiencia de usuario, etc. (CAPEX)
- Inversión inicial de renta de nube, mantenimiento, los grupos de control de MVP, Talento, etc. (OPEX)
- Ventas
- Definir marca, logo, los colores, etc.
- La experiencia que queremos ofrecer para el cliente
- Canales de venta: Digital y Analógico
¿Analógico? Cuestionó la voz interior con sorna
Justino solo escuchó, no reprimió la idea de tener algo analógico, interesaba los ingresos y que el margen fuera importante, ese número sería el que tendría que defender, aunque primero encontrar, pero no quería dejarlo fuera, es probable que complementara la estrategia digital.
Me gusta mucho la “prueba de sombra” – dijo la voz interior, el CEO tampoco hizo comentarios
Se dejó caer en la silla, miró su trabajo y sonrío, pero antes de sentirse por completo complacido, hizo caso esta vez a la voz interior que cuestionó
– ¿Quieres hacer la prueba de ácido?, para estar seguro Justino
– ¡Con gusto! – dijo en voz alta, llamando la atención de una chica que pasaba fuera de su oficina, le saludó con un ademán y siguió su labor
Y empezó a buscar los huecos, una especie de auditoría al modelo, con frialdad y vestido con el traje de abogado del diablo revisó el modelo, añadió la sensación de que no era suyo ese modelo, su trabajo era certificar que cumplía el propósito de iniciar operaciones con certeza para los accionistas.
Pasó casi una hora, pero el modelo salió avante ante un sonriente Justino, una llamada a la puerta de cristal le hizo salir de sus pensamientos
– Regresé Justino ¿Todo bien? – era Diego
– Gracias Diego, tengo todo controlado, no necesito tu apoyo – apenas pronunció las palabras sin pensarlo, supo que estaba cometiendo un error de forma con su socio, trató de ablandar la respuesta – es mi obligación y responsabilidad lograr el éxito de esta empresa
Diego dio medio vuelta un tanto molesto, solo moviendo la cabeza para dirigirse a los elevadores. Justino no puso atención o fingió no hacerlo, pero preocupado por su falta de tacto.
¡Pobre CEO!, si solo hubiera estado en la recepción, hubiera visto el triunfo en la cara de Diego y su amplia sonrisa que contrastaba con sus pasos molestos, pero claro, no pudo verlo.
Autor: Héctor Ortega
Muchas gracias por leerme
Laboró durante 10 años para una entidad financiera, como responsable de Banca Electrónica de 6 países, en 2014 fundó Hypertech una empresa dedicada a canales digitales para el sector financiero.
Fundador de Beernnovation: Una comunidad del sector financiero con más de 500 miembros para divulgación, podcast y la revista llamada Be Innovation
Y autor de los libros: “CEO de un NeoBank ¿Ahora que hago?” y “Una serie de preguntas incómodas” disponibles en Amazon
