La entrevista a Cecilia Fernández Ortiz

– Urge que contratemos un CFO – dijo Diego esa tarde a Justino, quién asintió informando que la semana entrante tenía cuatro entrevistas muy prometedoras, era algo que estaba en su agenda, era jueves por la tarde

El lunes llegó luego de un buen fin de semana del CEO, a primera hora tocó entrevista a un candidato de nombre Jesús Robles, hombre entrado en años y con gran experiencia, muy bien vestido y formal, hizo todo el proceso de entrevista, tocando temas normales, detalles particulares de ser CFO, así como procesos financieros que dominaba muy bien, un gran candidato pensó Justino, pero algo había que seguía pendiente, no sabía a ciencia cierta que era, pero tenía una corazonada de que esta persona no era el candidato ideal.

“Contrata por actitud y empatía, cuándo las situaciones tensas lleguen, lo apreciarás” – Diego

Retumbaba en su cabeza el consejo de Diego, su mentor y ahora socio, siempre le decía que debía tener empatía por la persona, por temas técnicos y una actitud correcta, no buena ni sorprendente, solo buena la actitud de Jesús Robles quizá era lo que no lograba entender, si no tuviera otro candidato podría ser lo que buscaba.

Así pasaron tres semanas, el CEO se dio espacio para tomar su decisión, no tenía prisa alguna de momento, sabía que las personas eran lo más importante para generar una cultura, ya contaba con su CIO, apalancaría su estrategia con un director de productos e ingresos, un gestor de riesgos y el CFO, así iniciarían las operaciones, esa era la ruta para seguir, entrevistó a muchas personas durante esas semanas, creía por un momento que solo serían cuatro, estaba seguro que eran más de diez personas, la mayoría se parecía en sus maneras, sus formas casi chocantes, lo que le había gustado de Jesús Robles en su momento, ahora lo encontraba en todos los candidatos, nadie se diferenciaba de manera importante, era un patrón que se repetía una y otra vez, todo en tres aspectos:

{Solo aparecerá en el libro}

La conclusión de los asistentes para el CEO era simple, son personajes idénticos que los perfiles de tecnología, los conocía bien y ahora sabía que buscaba, solo un pequeño atisbo de duda surgió

¿Por qué se separa de un puesto un CFO? ¿Será confiable? Apartó esos pensamientos, recordó el proceso que tenía para validar la posición y le regreso tranquilidad, estaba a punto de tirar la toalla, de dejarlo como un perfil operativo necesario que no se podría sumar a la estrategia, eligió a Jesús Robles para el puesto, antes de notificarlo con la empresa que le ayudaba, se tomó un par de días por recomendación de su esposa, para con la cabeza muy fría llegarán las reflexiones y la convicción, pusieron como fecha jueves a las diez de la mañana, para entonces no habría marcha atrás, el día llegó y la corriente no cambió, se iniciaba la formalización para contratar al Lic. Jesús Robles.

El destino se ríe, mientras se toman ciertas acciones esperando resultados concisos, en esos días del mes de marzo estaba de buen humor el destino y le gastó una broma a Justino el CEO, quiso la suerte que el Lic. Jesús Robles ya estuviera en otro proceso de contratación y a un par de días de firmar, agradeció el ofrecimiento pero tuvo que declinar por esta situación, un Justino un tanto molesto primero, luego se compuso y regreso para su segundo candidato, no desmerecía en nada contra el Lic. Jesús y su primer intento fue buscarle para cerrar cuánto antes, pero algo pasó que decidió tomar otra vez un par de días, era rara esa sensación, Justino no es de las personas que necesitan mucho tiempo para una decisión, evalúa muy rápido las opciones y logra mantener en contexto la mayoría de las variables para tomar decisiones, se sentía extraño y decidió ir por un café aquella mañana de jueves.

Un café americano negro pronto se encontraba entre sus manos, era una mañana un poco fresca, ideal para saborear la bebida mientras en mundos seguía allá afuera, decidió sentarse en las sillas altas que dan al ventanal para observar a los transeúntes, eso distraía su mente y le daba claridad, aunque esa mañana no quería pensar en nada, al menos eso tenía en mente.

Habían pasado unos quince minutos, Justino estaba ensimismado viendo como una señora vendía tacos en la esquina, de manera inconsciente empezó a contar las personas que compraban, trató de adivinar cuántos tacos consumían cada uno de ellos, luego lo multiplico por las horas que sugería trabajaba, su objetivo era además de entretenerse saber cuánto era su ingreso aproximado al mes, estimar su margen de utilidad, la materia prima, que procesos tenía que seguir … de pronto se dio cuenta, que le seguía el oficio de CEO a todos lados, bueno, era parte del trabajo, en eso estaba cuándo una mujer de unos treinta y tantos años, de figura esbelta y cabello corto arriba cerca de la nuca, tenía una conversación vía telefónica a su lado, sin querer escucho la conversación por la cercanía, le habían llamado para citarla a una entrevista, su alegría no se podía contener, era muy expresiva, su mirada denotaba profundidad e inteligencia pero sus maneras tan infantiles le agradaron mucho, al terminar la llamada, la mujer grito ¡Sí, vamos por ese puesto Cecilia!, Justino asumió que era su nombre y sin apenas pensarlo le dijo en voz alta.

– Muchas felicidades, Cecilia

Ella se volvió para encarar al extraño, no lo había notado antes, solo se acercó al ventanal para responder la llamada, se sonrojó y cubrió con sus manos su rostro, Justino se disculpó

– De verdad no quiero ser entrometido, solo que escuché que celebraste y me contagió tu alegría, te deseo éxito y mil disculpas – conforme avanzaba en su perorata, inicio con una sonrisa amplia para perderla poco a poco, dejar el tono más seco que tenía y erguido en su papel de tomador de decisiones, buscó la apresurado, la salida del café, protegiendo su vergüenza en la seguridad que proyectaba

Había dado dos pasos, ella le alcanzó y le tomo suave el brazo a la altura del codo de la mano izquierda

– Por favor, no me lo tomes a mal, solo me sorprendiste, si me regalas solo diez minutos compartimos lo que nos resta del café ¿Qué opinas? – le sonreía mientras le suplicada con la mirada –

El CEO asintió con la cabeza, emprendiendo el camino de regreso, decidieron cambiar a un sillón más cómodo. Cecilia no paraba de hablar y Justino era bueno escuchando, le contó que llevaba cerca de un año sin empleo, explicó que tomó un año sabático para reconocer sus prioridades, afrontar el divorcio de dos años atrás sin hijos, cosa que ayudó mucho dijo, era una mujer renovada y estaba contenta, antes … haciendo una pausa, tenía un empleo interesante pero no le dejaron hacer lo que ella quería

– ¿Y qué era? – cortando el resto de las ideas, quiso saber el CEO

“Es importante buscar las rutas de regreso, recorrer las avenidas alternativas que están llenas de problemas, por qué si aparecen ya sabremos como transitarlas” – Cecilia

Quizá fue la voz, las maneras de Cecilia o su mirada perdida en alguna parte, la combinación de todo ello le cambió todo dejo de ser esa mujer juguetona, simple hasta cierto punto para revelar la profundidad de las batallas que le habitaban, era innegable que tenía bien aprendida las lecciones, ella apenas y lo notó, duró poco el destello, una gran risotada hizo el cambio a la mujer anterior.

Justino no soltaba fácil cuándo encontraba el valor, esta veta se antojaba mucho, aprovecho y siguió explorando, pero con delicadeza para no arañar mucho la superficie, debía pulirla pensó para no lastimar nada de la belleza intelectual.

– Un punto de vista …

– Interesante – interrumpió Cecilia hastiada, presumimos que por verlo como un cumplido

“Interesante es un adjetivo, útil es un verbo” – Justino

– Me gustan más los verbos que los adjetivos en las personas, para una conversación mañanera – suavizó el comentario al final haciendo gala de su habilidad innata de la situación, pero imprimió un sello importante para no equivocar el sentido de su comentario, mostrando muy discreto su anillo de bodas mientras bebía su café

Cecilia sonrió, capto perfecto ambos mensajes y agradeció con un gesto

– ¿En qué posición estabas Cecilia …? – El CEO alargo la ultima silaba para esperar los apellidos

– Cecilia Fernández mucho gusto -extendió la mano

– Justino, un placer

– Tú vaso dice CFO, ¿Es por tus apellidos?

– Ajá, y un juego en realidad, me llamó Cecilia Fernández Ortiz CFO para los amigos, que son las siglas de mi anterior puesto en una empresa del sector financiero, era la CFO, bueno ahora solo soy CFO por mi nombre

El CEO busco por todos los medios ocultar su asombro, ante la casualidad de la vida que tenía enfrente, decidió avanzar e iniciar la entrevista, no tendría otra ocasión mejor, era ideal para tener la profundidad de las cosas

– ¿Cómo recorre una CFO las rutas alternativas? ¿Es muy arriesgado no?, quiero decir que es dinero el que está en juego

– En realidad son situaciones, no dinero Justino

El CEO estaba a punto de celebrar la respuesta, pero se mordió un labio para detener le impulso, el corazón le latía como si hubiera corrido cinco cuadras perseguido por un perro rabioso.

– ¿Está todo bien? – quiso saber Cecilia

– Claro, todo bien solo que me quemé con el café … mintió el CEO

En ese momento empezó la segunda parte de la entrevista para Cecilia, donde surgieron tres olas que debían surfear.

{Las tres olas aparecerán solo en el libro}

Al terminar de platicar, Justino le reveló que era CEO y que buscaba por coincidencias de la vida una CFO

– ¿En una cafetería? – riendo a más no poder Cecilia le miraba

– ¿Puedes venir a una entrevista formal? – Justino serio en su papel, formalizó y dio certeza a su propuesta

– Mañana a las 9:30 ¿Te queda bien? – quiso saber Cecilia respondiendo en forma y fondo

– Excelente, te comparto mis datos Cecilia, llevas por favor …

– Y enseñando una carpeta, le mostró todos los documentos que presentaría, incluyendo algo que llamaba “Los tres reyes magos”

– ¿Y qué es? – preguntó el CEO

– Lo sabrás mañana en la entrevista, no puedo revelar todos mis secretos en una mañana – y ambos sonrieron

Cecilia llegó puntual a la cita, Justino hizo la entrevista con una duración de casi dos horas, estaban a punto de terminar, cuándo Cecilia preguntó

– Me permites, mostrarte a ¿Los tres reyes magos? – Adelante, dijo Justino sin emoción

{Los tres reyes magos, aparecerán solo en el libro}

Autor: Héctor Ortega

Muchas gracias por leerme

Héctor Ortega

Laboró durante 10 años para una entidad financiera, como responsable de Banca Electrónica de 6 países, en 2014 fundó Hypertech una empresa dedicada a canales digitales para el sector financiero.
Fundador de Beernnovation: Una comunidad del sector financiero con más de 500 miembros para divulgación, podcast y la revista llamada Be Innovation

Y autor de los libros: “CEO de un NeoBank ¿Ahora que hago?” y “Una serie de preguntas incómodas” disponibles en Amazon

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