¿Cuánto costaron esos 8 minutos?

– Hola, mi estimado y viejo consultor, amigo de muchas batallas – dijo la voz al otro lado del teléfono, el reloj marcaba las 10 de la mañana

– Te noto contento, muy feliz – el tomador de decisiones se regodeó de su estado de ánimo

– Y no es para menos, viejo amigo, por fin lanzamos nuestro banco 100% digital

– Felicidades, no sabía que ya era un hecho, gran trabajo

– ¿Lo quieres probar?

Quizá fue el tono de voz, la pregunta en sí, el momento pudo ser, pero puso en guardia al viejo consultor, en su cabeza surgió sin querer la pregunta obvia (al menos para él). Quién tiene una oferta de servicios financieros, no ofrece “probarla”. ¿O sí?, dejó pasar el pensamiento quisquilloso, no quería empañar la felicidad de su amigo y cliente (buen binomio)

– Con gusto, ¿Cómo se llama? – el tomador de decisiones dio detalles – la pruebo y regreso la llamada ¿Te parece bien, amigo?

Pasaron un par de horas, el viejo consultor salió de su casa para visitar a un cliente, olvidó regresar la llamada

– ¿Amigo, lograste probar nuestra apuesta de banco 100% digital?

– Te ofrezco disculpas, lo hice en 3 pasos

– ¿Y cuáles son?

– Instalé, intenté registrarte y borré

– ¿Por qué borraste? ¿Tuviste un error? Me hubieras avisado amigo para ayudarte a que sucediera tu alta en nuestro banco 100% digital

– Me comporte como ciudadano a pie, considero que eso aporta a tu negocio – el suspiro del otro lado fue notorio, no era la primera vez que lo escuchaba, podía leer su rostro, esa mueca que sugería desprecio, un poco de odio por las palabras del viejo consultor, una persona incómoda muchas veces, el mecanismo de defensa siempre venía, luego del suspiro

– ¡No eres el público objetivo!, viejo consultor

– ¿Y cuánto costaron esos poco menos de 8 minutos? – al terminar la pregunta, se arrepintió el viejo consultor, pero el daño estaba hecho

– ¿Puedes hacerlo mejor? – la voz áspera del tomador de decisiones no dejaba duda de su humor

– No, pero puedo ayudarte a mejorar la puerta de hierro gris que tienes por entrada

“Si piensas como banquero de la vieja guardia, en una experiencia digital no tienes cabida”