– Él quiere una planeación en años, yo quiero en cuatrimestres … Él no piensa en aspectos financieros, solo quiere crecer , yo creo que, debemos ejecutar con planes de negocio en mano pensando en el retorno de la inversión
– Espera amigo – le atajé a Justino – ¿Quién es “él”?
Me miró como cuándo quieres saber si se trata de una broma, supongo que no encontró lo que buscaba, pero quiso asegurarse
– ¿Bromeas?
– No, amigo, no tengo idea quién es “él”
Con la palma de sus dos manos, se cubrió la boca de arriba hacia abajo en un gesto de desesperación para con mi persona y la situación, se quitó los anteojos descansando los ojos, los limpió con esas maneras para buscar paciencia en la simple labor de limpieza.
– El nuevo socio, Héctor – desesperado por qué ya me había detallado el asunto
Diego su socio, buscó una nueva inversión para la organización, se sumó un poderoso personaje de nombre Abraham y con un apellido impronunciable, un hombre de unos sesenta y tantos años, inversor de muchas empresas, un viejo lobo de mar sin duda, pero muy a la vieja escuela, el primer choque con el CEO era lo que me tenía que contar, lo tenía molesto a Justino, una situación rara.
Esa tarde de miércoles, nos reunimos en el café de siempre cercado a su oficina de Justino, su molestia iba en aumento, no dijimos palabra alguna durante un tiempo, esperando que recuperará el control, no tardó mucho, luego de un suspiro dijo:
– ¿Y por qué no lo combinan?
Su mirada estaba distraída antes de mi comentario, muy lento busco mis ojos, me enfocó despacio achicando los ojos con mirada asesina, un mohín de disgusto en sus labios y el arco de las cejas no dejaba dudas, la colera lo embargaba por mi comentario tan campechano, se puso de pie, sentí que me golpearía, apretó los dientes y se acomodó la ropa, dijo que iría al baño.
La vergüenza se apoderó de mí, aunque no entendía bien por qué, pensaba en ofrecer disculpas, pero me detenía no conocer en que me había equivocado, estaba hecho un manojo de dudas mientras esperaba que regresará, si es que regresaba …
– ego, amigo
– ¿Disculpa?
– No lo combinamos por ego, al calor de la conversación Abraham quería tener razón y yo también, ahora me doy cuenta a raíz de tu tan acertado comentario, esto pasó hoy por la mañana, términos gritándonos en la sala, Diego tuvo que intervenir su posición es muy complicada, pero entiendo que el nuevo socio quiere un nuevo CEO, me quiere fuera y al ser el socio mayoritario vino a imponer sus condiciones, pero no es una actitud de defensa, no es un tema menor amigo, mira te comento algunos puntos de la mentalidad por visión vs la mentalidad por valor
El horizonte de tiempo para una planeación por visión es en años, mientras que por valor es en cuartos de año, orientados al modelo de negocio y resultados del mercado.
La mentalidad por visión no le importa mucho la inversión ni su retorno, solo quiere crecer, mientras que yo considero que debemos tener cierta predictibilidad de ingresos.
Abraham quiere medir en como progresan las iniciativas, mientras que yo quiero números duros del crecimiento y avance.
Riesgo y recompensa, el dúo más importante, lo que detonó los gritos amigo, el riesgo de gestionar por visión es que si los modelos no funcionan, solo el tiempo podrá decirlo en un horizonte de años, que no podremos recuperar ni tendremos margen para ajustar, se tiene que apostar en diversos frentes para lograr gestionar mejor estos riesgos, en la mentalidad por valor tenemos mejor control, transparencia y control por el manejo de recursos y cuidado del modelo de negocio, nos jugamos la recompensa de dos maneras distintas.
– Parece que en la mentalidad de visión tenemos modelos exponenciales arriesgados, mientras que somos más conservadores y crecemos despacio en la mentalidad por valor
Apenas terminé la frase, una vena se le saltó en la frente y los colores se le vinieron al rostro, su enojo estaba en su punto máximo, se puso de pie bufando de coraje, ambas manos en la cintura caminando de un lado a otro, para luego volver sobre sus pasos, fruncía los labios, pero no decía nada, yo tampoco me atrevía, una situación de lo más incómoda.
– ¿Quieres decir que Abraham tiene razón?
Elegí bien mi respuesta, repasando su relato de los puntos enunciados, empezó como una descripción de puntos, para pasar a puntos de vista terminando en la postura de ambos hombres, ya en una lucha de poder.
– No Justino, quiero decir que se percibe así, dos posturas radicales que considero buscan derrotar a su oponente en lugar de conciliar
Detuvo su marcha, me miró sorprendido y buscó su saco del traje azul que traía, se lo colocó sobre los hombros mientras me preguntaba si podía pagar, asentí y salió disparado sin despedirse.
Terminé mi café, no entendía nada de lo que pasaba, pagué la cuenta y me dirigí a casa, tardo una media hora en llegar, pero empezó a llover y complico mucho el tráfico, aún tenía un buen trecho para llegar a mi destino cuándo recibí una llamada, era de Justino
– Te ofrezco una sincera disculpa amigo, pero tuve que salir para arreglar las cosas con Abraham y Diego
– No te preocupes amigo ¿Pero lo resolviste?
– Más o menos, ¿Tienes tiempo para desayunar mañana?
– ¿A las nueve en el lugar de siempre?
– Perfecto, nos vemos mañana
Al otro día, llegué temprano con mucha impaciencia, Justino ya me esperaba y faltaban casi veinte minutos para la hora acordada, tardamos varios minutos para llegar al tema principal, mi buen amigo se deshacía en excusas por su comportamiento del día anterior, no logré convencerlo de que no representaba problema para mí, era mi gran amigo, eso era parte de la amistad, quedamos en que tenía una deuda conmigo, un día no muy lejano la pagaría ¿Quién pensaría que pronto llegaría? Pero esa es otra gran historia
Me contó que la razón de su tempestuosa salida se debió a mi comentario, entendió que no era ver por los intereses personales si no más bien por los de la organización, pero tenía que llegar con una estrategia
Mientras caminaba a la oficina, pensaba en números que no podía dejarlos, pero tenía que incrustar en la ecuación la mentalidad de visión que sin duda era importante, siempre estuvo convencido, pero no quería ceder el 100% del terreno, eso suscitó la discusión con Abraham, la pregunta que le taladraba la cabeza era simple
¿Qué digo para iniciar?
Suspiró al ver reunidos platicando a Diego y Abraham, apenas entró se callaron, una mala señal para Justino, pero tenía experiencia y mucha seguridad, no lo amedrento, haría su jugada y que las cosas siguieran su marcha si era el caso, quería jugar una carta final, no se iría sin pelear, no era su estilo.
– ¿Si ponemos un horizonte de diez años, con indicadores financieros pero enfocados en iniciativas de crecimiento?
Sus interlocutores intercambiaron miradas, los viejos lobos de mar de los negocios no daban señales de emoción alguna
– El proceso es simple pero no sencillo – avanzó el CEO para cimentar su propuesta de entrada
– Un portafolio de iniciativas conformará la estrategia, donde cada proyecto que lo conforma tendrá su caso de negocio
– El punto central de la estrategia, ¿Son iniciativas de crecimiento exponencial? – quiso saber Abraham
– Si – una respuesta seca, con mucho propósito del CEO
– ¿Qué hay de la transformación digital, Justino?
Abraham consideraba que era un desperdicio, que debían “volver a otros modelos”, ese comentario encendió la chispa en la discusión anterior, ahora el CEO estaba preparado para contraatacar
– ¿Volver a otros modelos? Significa sucursales físicas, Abraham
Diego, se puso en guardia, era un fiel creyente del margen digital, Justino lo sabía muy bien, ahora lo tenía de su lado sin duda alguna, la sala sintió el “jaque al Rey”
Abraham sonrió por lo bajo, Justino supo en ese momento que en realidad todo era una prueba, estaba donde querían que estuviera, se enojó un poco, pero se controló, era mucho dinero en juego y era un inversionista importante, podría no ser muy ético el juego, pero eran negocios de alto nivel, Justino tendría que decidir un día si quería estar en estas canchas.
¿Cómo supo tal cosa?, te podrás preguntar querido lector o apreciada lectora, la complicidad de una mirada con Diego, se sintió traicionado por su amigo, eran negocios y eran fríos, recordó que era una de las lecciones, no le hizo gracia ahora que lo vivía en carne propia.
¡Basta de tanta moda, me importa un bledo API, Agilidad, Transformación Digital, Blockchain, criptoactivos, el metaverso o lo que sea que vendan como la última panacea para el negocio!
La manera en que lo dijo, el tono elegido con naturalidad, pero con firmeza, dejando notar que era una autoridad y por eso estaba ahí, lidereando la iniciativa, dio el resultado que el CEO esperaba.
Abraham dijo a Diego, ignorando por completo la presencia de Justino
– Es el indicado, retiro mi propuesta de cambiar de CEO, Diego, nos vamos con Justino
Las alarmas de un riesgo importante sonaron en la cabeza de Justino, un sentimiento nubló el juicio, pero el día anterior esa misma estrategia le dejo un caos, la desecho casi con un manotazo, buscó con desesperación la idea, el pensamiento era su fuerte, le encontré y leyó atento:
Un inversor experimentado, usa pocas palabras cuándo de decidir se trata, si se extiende denota una justificación de una decisión que podría no ser definitiva, regresará un día para ser evaluada de nuevo – ¿Será cierto? – Se cuestionó a sí mismo, la respuesta estaba esperando su turno, sabía que era su momento: Si hablan como si no estuvieras, es una falta de respeto de las reglas de convivencia.
Quizá tardó analizando su diálogo interno, Abraham se estaba despidiendo con un abrazo de Diego, un apretón para Justino con un movimiento de cabeza y se dirigió a la salida, casi alcanzaba la puerta de la oficina mientras Diego como en cámara lenta se dirigía a sentarse al fondo de la sala de juntas.
– Abraham – con una voz de mando del CEO
– Justino – respondió mientras se volvía
– ¡Diego! – mientras miraba la espalda de su viejo amigo
– Justino
La manera, el tono en que dijo cada nombre pudiera ser, hizo que ambos hombres respondieran con el nombre del CEO, su autoridad era clara en este momento
– No seré parte del juego de nadie – luego suavizando la voz añadió – prefiero enfocarme en ser el capitán del barco, los temas políticos internos desgastan una organización, me lo enseño mi mentor y amigo, Diego – Justino, agregó un dejo de reproche, que su viejo amigo hizo acuse recibo – y compromete los resultados
– ¿Qué sugieres? – Abraham era directo, su mueca de que los descubrieron era apenas perceptible, pero su voz dejaba claro que reconocía la inteligencia emocional y perspicacia de Justino
– Renunció como CEO aquí y ahora, trae por favor a la persona que consideres adecuada, le entregaré para que dé continuidad con la menor fricción posible
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