Nos hemos reunido luego de dos semanas, ahora tenemos claro: ¡No hacemos preguntas innecesarias!, Ricardo ahora me parece un personaje que guía con maestría el taller para encontrar al asesino serial de negocios.
– ¿Quién puede ser el asesino serial de negocios? – dice con su voz de director de teatro – Primero, debemos recrear las escenas de los crímenes que se le atribuyen ¿cierto? – los asistentes asentimos, nos tiene entretenidos
Aplicando “La ley Madeleine” recién instaurada que nos dice: Debemos explicar las cosas como para que un niño de cinco años las pueda entender, Ricardo nos provoca para que pongamos escenarios de muertes de empresa.
– ¿Qué tipos de empresa? – pregunta alguien
– ¿Qué tipo de empresa somos? – responde Ricardo
– ¿Qué tipo de muerte se vale?
– ¿Qué tipo de muerte, no quieren? – cuestiona Ricardo
Ahora nos hemos quedado en silencio total, nos ha hecho reflexionar al punto de que nadie quiere hablar, no por desconocimiento más bien por tener muchas reflexiones, preguntas y respuestas que saltan, al menos eso me pasa a mí.
No necesitamos que nos guíen, necesitamos que nos ayuden con el contexto – eso pienso, cuándo Ricardo me dice –
– Héctor ¿Quieres compartirnos algo?
– Claro, vienen a mi mente varios escenarios de empresas similares que ya no están, y tengo una duda en este sentido, ¿Tiene que ser algo verídico?
Ricardo me mira de hito en hito, me incomoda un poco, pero sostengo la mirada, no le reto, solo espero que encuentre una respuesta
– Ayuda mucho sí, pero los peligros nuevos que aún no ocurren pueden ayudarnos mucho – es más pensamiento en voz alta –
– Gestionar los riesgos, que pueden ser reales o futuros, uno de esos imaginarios puede ser realidad – digo para recuperar terreno frente a Ricardo
– Exacto – concuerda Ricardo y Justino aprueba
Muchas personas quieren exponer su idea, le tengo celos discretos a Ricardo, es raro que la gente quiera participar, hoy se pelean de manera por tener esa atención para exponer sus ideas, decido que le preguntaré su secreto, espero tener suerte y me lo comparta, me saca de mis pensamientos esta frase que dice fuerte y repite dos veces:
Ricardo atento a las narraciones, los presentes contaron historias de verdad muy buenas que iban y venían, no recuerdo todas, pero hay unas cuántas que me interesaron mucho, en un resumen muy malo pero efectivo, al menos eso espero, te comparto las siguientes.
Mi gobierno, mis reglas
Llegó un día ante un grupo de desconocidos, armado con una presentación de negocios entro con una idea, salió con millones de dólares para hacerla realidad, jovial y hermosa la organización, llena de energía por cambiar al mundo.
Buscó una gran oficina, trabajo con ahínco en la cultura, contrato muchas personas de otras industrias para traer innovación, a los pocos meses tenían muchas personas, trabajaban duro para lanzar el producto, lo consiguieron y empezaron a tener clientes, más gente se sumaba, el primer año lo celebraron con una fiesta que hacía palidecer a las bodas de cualquier famoso.
El día de la fiesta un coche de lujo italiano, rojo granate y del año entró por todo lo alto partiendo plaza, las miradas de todos los colaboradores se hizo notar, el CEO manejando aquella maravillosa obra de ingeniería, la fiesta fue descomunal duraron tres días sin parar.
Le siguieron viajes en aviones privados, oficinas en las zonas más exclusivas de la ciudad, comidas exóticas todos los días para la primera plana de la empresa, fiestas semana a semana en diversos lugares.
Un día luego del aniversario dos de la organización, amaneció muerta, un tipo bien vestido de negro entro y sacó su arma, le dio ocho disparos y el tiro de gracia, para que no quedará duda alguna de la ejecución, dejo una flor de origami negra, su sello personal.
Se culpó al CEO del asesinato de la organización, pero los más allegados sabían que no era el culpable, las investigaciones no se hicieron esperar.
¿Quién habrá matado a la organización?
La historia iba y venía, al final la conclusión era clara para los presentes, el gobierno corporativo o más bien su ausencia dieron muerte a la organización, los inversores eran cómplices del CEO, todos perdían, así se concluyó y cerró la investigación.
Como detalle curioso, llamó la atención la ausencia del gafete que siempre acompaño a la organización, lo traía con su nombre y foto en la cintura, no apareció por ninguna parte.
Apuntamos esa lección: Gobierno Corporativo
La organización enfermó
Cansancio luego de unos meses, fue su primer síntoma, no muchos lo notaron, pensaban que era algo natural dada la industria donde se desenvolvía, a veces se mostraba animada la organización, otros días enfadada, molesta, se levantaba a regañadientes, no quería comer, pero moría de hambre.
Le hicieron muchos análisis, contrataron a dos de los “cuatro grandes” especialistas, para que brindaran apoyo, no lograron sacar a la luz nada nuevo, entregaron unos informes enormes, con indicadores, buenas prácticas a seguir, presentaciones interminables para mejorar, algunos ejercicios que se hacían en situaciones similares ¡Nada funcionaba!
La organización seguía lenta, sin querer comer, pero muriendo de hambre, vaya paradoja que desconcertaba a los grandes consultores, perdón quise decir doctores especialistas, días de lucidez cuándo se veía dispuesta, pedía salir en los medios para una entrevista aquí y otra allá, en este medio digital o para escribir en un periódico, se veían signos de recuperación decían, se hacían castillos en el aire y compromisos para todo el mes, agenda llena de nuevo.
Luego, cancelaba todo, tiraba la toalla y no quería salir de la cama, costaba trabajo pagar la nómina, se pensaba en despedir algunas personas que ayudaban a la organización, era inminente que sufría, pero no era sostenible.
Esa tarde apareció un hombre bien vestido, ataviado de color negro, le dio ocho disparos y un tiro de gracia, su cadavérico rostro tenía al lado una flor negra de origami, el sello del asesino serial.
Se hizo una investigación, se culpó al director de finanzas, no hizo los pagos para que la organización tuviera apoyo y sobreviviera, claro él era el culpable, el caso fue cerrado.
Algo que pasó desapercibo en ese momento, fue que no apareció un collar que tenía el nombre de la organización, nadie lo extraño, pero no apareció.
La organización errante
Se le recordaba como maravillosa, había generado grandes expectativas con su nacimiento, tras dos años de genial existencia, de pronto faltaba a sus obligaciones, ya no pagaba las cuentas, tenía deudas importantes, el despilfarro se hacía evidente.
Se empezó a hacer famosa por este último comportamiento, podías pedirle lo que quisieras y ella aceptaba, la organización no tenía orden, el CEO siempre estaba ausente, lejos de la operación, la organización reflejaba la ausencia de dirección, empezó a envejecer de manera prematura, se deterioró por la falta de rumbo y mueca macabra se dibujó en su rostro, así le encontraron con una flor de origami negra en la mano, como un regalo póstumo.
Alguien notó algo peculiar, una pulsera con el nombre de la organización no estaba en el cuerpo, ella siempre jugaba en las reuniones con esta joya de oro forjada por un artesano del interior del país, era un regalo del fundador, amaba esa joya por lo que representaba, era lo único que el asesino se llevó.
Me visto siempre a la moda
Tenía amigos poderosos, se le veía en las mejores fiestas, aparecía siempre a la moda, así le conocieron, poco a poco fue ganando terreno, aparecía en los medios, era la consentida y era feliz de ser una influencia mediática.
Se hizo famosa por la colección de cinturones, siempre con una hebilla con el logo y su nombre de la organización, era reconocida en cuánto evento social ocurría en la ciudad, luego vinieron los concursos, participo y ganó en muchos, descuido poco a poco a las personas que dependían de ella, el impacto tardó en llegar, los reflectores eran muy demandantes, las inversiones vinieron una tras otra, pero un buen día el viento cambio el rumbo.
Las fiestas se repetían, ganar los concursos perdió el glamour, las portadas de las revistas de moda no eran suficientes, lo único que le llenaba de verdad, era toda esa frugalidad de una fama mediática y claro, la colección de cinturones que enarbolada su nombre y su logo.
Se le encontró muerta en un charco de sangre en la alberca de su mansión, una flor negra de origami en los labios con un glamour arrebatado por el último suspiro de vida solo faltaba una cosa: ¡La colección de cinturones!
Muchas otras historias contaron, la organización “cerebrito” siempre estaba en capacitación, pero no ejecutaba, la organización de los ayeres era de la vieja guardia apalancada en sus triunfos de otro tiempo, no sabía que tenía una enfermedad que le mataba de manera lenta y certera, hablaron de la organización con sobrepeso, lenta par moverse, el día que llegó el asesino no tuvo tiempo de reaccionar.
Historias como la organización extranjera, sus modismos y maneras que no entendía el español, ni la cultura ni modismos, se mofaron tanto de ella que con gusto abrazó al asesino.
La organización “wannabe” imaginando que era Fintech, hablando el lenguaje, las maneras, adoptando lo que venía de esa tendencia, pero al final, solo era un disfraz, el asesino serial no tuvo piedad, fue a la única que la destazo con un cuchillo de cazador.
El asesino serial de organizaciones atrapó las primeras planas de los diarios (imaginarios claro), que quería decir esa flor negra de origami, ¿Por qué mataba? ¿Quién era el asesino?
Ricardo dijo para terminar la sesión de historias:
Me gustó su expresión, anotada en mi libreta, la pondré en mi siguiente libro sin pedir permiso.
– Ahora, vamos a ver como han diseñado a ese asesino serial – dijo Ricardo – es la lección más importante
– Aprendimos a contar historias – acusó una persona que no reconocí
Ricardo suspiró, caminó como el director de teatro que era, para darnos una lección, las manos detrás de la espalda en sentido reflexivo, para decirnos que, si bien era importante, lo más valioso era la lección.
– ¿Cuál es la lección? – preguntó y nos fuimos directo a una lluvia de conclusiones
{Las conclusiones y el asesino serial aparecerán solo en el libro}
Ricardo nos indicó poco antes del ejercicio, que la regla importante era que todos compartiéramos esa señal inequívoca de un asesino serial.
Luego con su oficio teatral, nos instó a concluir con una buena historia que pido grabar en un video para el recuerdo, al menos eso dijo, pero la intención supimos más tarde, era otra más importante.
Justino escuchó todas las conclusiones, pero al final dijo que el asesino si bien estaba bien camuflajeado detrás de esas posturas, ideas y personas incluso, era listo y escurridizo, pero Diego su viejo mentor, no era ningún tonto y le conocía bien, el asesino señoras, señores, está jugando con ustedes, el verdadero asesino es …
{El verdadero asesino será revelado solo en el libro}
Ante la revelación, el silencio se hizo presente, suspiramos casi por instinto de sentido colectivo, ensimismados en tan dura revelación, pero con nuevos ánimos de saber donde estar alertas.
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