Se levantó ese día como todos los días, no durmió bien derivado de sus múltiples preocupaciones, pero una destacaba sobre el resto: El día que sonará el teléfono para la cita con la junta de consejo, llevaba tres meses con esta angustia, mucho tiempo con ese pensamiento pegado a todos los momentos, en ocasiones deseaba ya fuera una realidad para que pasara el trago amargo, pero acto seguido deseaba tener un poco de más tiempo para enderezar el barco.
Se duchó y como robot desayunó sin poner atención en lo que comía, encaminó el rumbo a su trabajo, no recordaba lo que su esposa le comentó y de manera vaga creía que le hizo un cariño antes de salir, le remordió un poco ese último detalle, ella siempre ha estado ahí con su apoyo, él solo respondió como monosílabos a la conversación, se dijo para sí.
– ¡Ten un problema menos!
Se tomó – tal era su costumbre de ejecutar – unos segundos para mandarle un mensaje al amor de su vida, y ella tan inteligente sabría como siempre: interpretarlo
¡Te amo un chingo! – decía el mensaje recordando aquellos años donde se enamoró como un loco de esa maravillosa mujer, guardó el celular en la bolsa interior de su saco, suspiró y sonrió para sí, se tomaría los minutos restantes hacia la oficina para … pensar solo en ella.
La sonrisa y el sentimiento le duró menos de un suspiro, el teléfono sonó, que cosa tan curiosa sucedió, era el mismo tono, pero parecía que el mismo dispositivo conocía la urgencia de la llamada, su corazón casi se le sale del pecho, miró la pantalla y tardó unos segundos en darse el permiso de reconocer el número y las palabras que sobresalían en la pantalla brillante:
<<La legión>>
Años atrás decidió ponerle un nombre distinto a este número, para no espantarse mucho al tener llamadas, claro que no funcionó y ahora lo sabía más de cierto, tardo en contestar, deseaba que no llamarán más, que no fuera cierto, que pudiera estar en otro lugar, qué … apretó los dientes, recobró el control, era el CEO y para eso se necesita carácter, se reprochó.
-Hola, buen día – respondió con aplomo previo a un suspiro antes de hablar
-Señor – dijo una voz femenina – le quieren ver mañana a primera hora en la sala de juntas de consejo
La secretaria de la junta de consejo actúa como si fuera mi jefa también – una vez más pensó en la opinión que tenía de la Sra. Margarita, mujer mayor aliñada y pulcra siempre, fría y directa con él, es mi culpa pensó más tranquilo, nunca he intentado ganarla y, siempre voy con mis pensamientos en el consejo y no en su entorno.
-Señor ¿me ha escuchado? – repitió la voz por el teléfono –
-Si Margarita, muchas gracias ¿Qué tal va tu día?
– … Va bien señor, muchas gracias – titubeó la voz, estaba sorprendida sin duda, el tono cambió de manera radical
La frase sonó en su cabeza, como si alguien más la hubiera pronunciado.
– Me alegro, por cierto, he visto que te agrada leer, ¿Has leído “El suelo en el cielo”?
– Si me gusta leer Señor, y no conozco el libro ¿De qué trata?
– Mejor te lo presto, te lo llevo por la tarde es corto y seguro te atrapará
– Muchas gracias, Señor, aprecio el detalle – una voz dulce y amable que no había escuchado antes
Se despidió seco como antes, pero ausente de rudeza como en otras ocasiones, apuntó en su agenda llevarle el libro a Margarita, es que no hay peor cosa que prometer y no cumplir.
Sintió un vacío de pronto, algo faltaba en su cabeza, en su pecho, se sentía ligero – Qué tontería – pensó, el trayecto a la oficina casi se completaba, el automóvil penetró en un estacionamiento oscuro, pero no tenía sensación de tragárselo como antes, que curioso.
Salió sin esperar que le abriera la puerta su chofer, cerró con energía la puerta, avanzó al elevador sin impaciencia, concentrado en un solo pensamiento, el mismo que la voz había dicho:
“Quieres cambiar al mundo, cambia tu primero”
El elevador llegó, su oficina estaba en el piso cinco y poco antes de presionar el botón, su dedo subió y presionó el número seis, segundos más tarde se abrió la puerta en una oficina elegante y espaciosa, con paso firme y portafolio en mano se dirigió a saludar a Margarita.
-Hola Margarita
– Hola Señor, buen día de nuevo
– ¡Gran día Margarita! – dijo con entusiasmo contagioso –
– Si gran día – respondió Margarita contagiada – ¿Gusta un café?
– Por favor, pero me lo llevas con el Chairman por favor
– Claro, llegó hace un minuto apenas – dijo en tono que denotaba complicidad–
Cuarenta minutos más tarde, Margarita vio como aquel hombre que entró a la oficina de su jefe, ya no era el mismo, ahora casi bailaba de emoción y se le veía ligero al caminar, apenas se despidió tamborileando con los dedos una melodía que parecía en armonía con sus pensamientos, mientras esperaba el elevador.
Antes de cerrarse las puertas, miró un hombre de mediana edad guiñándole un ojo y diciendo: ¡Qué tengas un gran día!
Aquel hombre no era sino el CEO de una microfinanciera, su nombre Wolf de origen alemán pero muy mexicano desde hacía poco más de treinta años, un gran amigo de Diego el Chairman de BancoT, esta historia la narró el propio Wolf en una cena organizada exprofeso para conocerle y platicar con él.
Wolf pidió ayuda a Diego, su organización tenía muchos problemas derivado de la pandemia y el entorno actual, sabía que Diego encontró un crack de la nueva ola que lidereaba con mucho éxito el NeoBank, quería conocer a Justino y que le apoyará con algunos comentarios o consejos, que el mismo pudiera aplicar.
-Muchas gracias por venir – dijo Wolf – entiendo que es delicado salir ahora, de verdad lo aprecio mucho Diego, pero más a ti Justino, pido un favor tal cuál, pero no por mandato de Diego, si fuera el caso cenamos y pasamos un buen rato, y seguimos con nuestras vidas.
Wolf se sorprendió ante la nula reacción de Justino, por regla general la gente se sorprendía con su peculiar manera de ser, muy directo y al grano en cuánto entablaban conversación – seguro Diego le previno- pensó
-Y estoy aquí – dijo Justino sin emoción – para darte mi mejor consejo, como si fuera para mí, este oficio de CEO es solitario y no tiene por que ser así, pero soy pragmático y no quiero filosofar al respecto Wolf, ¿Te parece si me platicas la situación?
Wolf agradeció en silencio a su interlocutor, le gustaba la gente así, supo que por eso Diego lo eligió, sonrió mientras movía en sentido de afirmación la cabeza
-Trabajo para una microfinanciera, nuestra base de negocio siempre ha sido el binomio crédito – personas, donde atendemos y cuidamos a los clientes con un trato personal y le damos crédito grupal, un modelo exitoso a través de los años, que quizá nos ha puesto en nuestra zona de confort.
Explicó que habló con el Chairman y le comentó de su estrategia, pediría apoyo al líder del sector financiero en temas digitales, eran amigos le aseguró y de manera sorpresiva el Chairman estuvo de acuerdo y además le dio instrucciones claras para la reunión y mandó saludos para ambos, eso basto para que le diera un plazo de seis meses antes de hablar con el consejo.
Justino le dijo que había que tener una “Táctica y una Estrategia”, basado en dos conceptos:
Le explicó la diferencia entre digitalizar y transformación digital, y que la casa contempla tres cosas:
- Accionistas
- Empleados
- Clientes
-No existe una solución o receta – dijo Justino, ante la mirada atenta de Wolf y Diego – cada caso es distinto, para ello debes tener claro el objetivo que busca la organización, que sea específico, alcanzable, medible, relevante y temporal (SMART), es muy importante tener un lugar a donde llegar, caso contrario los esfuerzos parecerán inútiles en el tiempo
Wolf, estaba muy interesado, pero no estaba cómodo, le hacía mucho sentido y agradecía la información recibida y entendía el valor de esta, pero por alguna razón que no tenía clara, sentía que le faltaba algo que no le habían dicho, era probable que no lo viera o que Justino tuviera ceguera de taller y le parecía obvio.
Diego rompió los pensamientos de Wolf y dijo:
– ¿Otra copa de vino amigo?
-Si Diego, muchas gracias por favor
Platicaron de trivialidades por espacio de una hora, riendo y pasando un buen rato mientras daban espacio para disfrutar la cena, cuándo Wolf considero oportuno y llegaron a la sobremesa, se decidió por un café dando a entender que quería tener todos los sentidos para una avalancha final de preguntas.
-Me falta algo Justino – Wolf no era de los que se quedaban con dudas, llegó a CEO por méritos y estrategia – y no tengo claro que es, pero sí que características tiene
Justino sonrió por lo bajo, mientras tomaba un sorbo de café negro y daba por aprobado a Wolf, era la última prueba para darle la información que le faltaba, la llave que abriría la caja y diera pie a ejecutar, no era una falta de educación, era su naturaleza y que Diego compartía sin duda, lo supo por una mirada deferente que tuvo hacia él, estaban en sintonía.
– ¿Por dónde empiezo? – dijo Wolf y estaba a punto de dar explicaciones, Justino lo detuvo con un ademán de la mano y se adelantó –
Wolf asintió ante la aseveración, pero un tipo listo no se le convence con frases, seguía atento con la mirada en Justino esperando más detalles.
“El sentido de la urgencia y datos, son acciones concretas para gestar un cambio”
-Si tu equipo no está consciente de el sentido de la urgencia de un cambio, poco o nada se puede hacer, debes trabajar el factor de incomodidad, no será fácil y mucha gente se pondrá a la defensiva, las decisiones serán complicadas no todo el mundo le gusta el cambio y adoran la zona de confort
Justino le dio un momento a Wolf, disfrutando su café, al terminar el segundo y lento sorbo, notó algo raro, Diego está callado, no ha dicho ni comentado nada, que extraño pensó.
-El otro aspecto es los datos, debes tener información del negocio, analizar la calidad de esta para tomar decisiones apoyadas de información, esta debe estar lo más automatizada posible para evitar maquillajes y en tiempo real
Justino observó que Wolf, no daba señales de estar de acuerdo o no, ni comentaba si tenía o no los requerimientos que daba Justino, gran lección se dijo, toma lo que necesita sin exponer su organización por más amigos que sean y tomó nota mental para aumentar el arsenal de buenas prácticas.
Los tres personajes terminaron de cenar, Wolf pagó la cena a pesar de la insistencia de Justino y la mirada de Diego, platicaron algunas otras cosas más de tiempos pasados y cuándo podrían verse nuevamente, intercambiaron datos de contacto y dieron por terminada la cena.
Cuando esperaban en el estacionamiento sus respectivos autos, quiso el destino que llegará el de Wolf primero y se despidió con las medidas por la contingencia, segundos después estaba llegando el de Diego y Justino se apresuró a preguntar:
-Diego ¿Por qué has estado tan callado?, me refiero a cuándo Wolf tocaba sus problemas
– ¡Mis consejos son para ti, tú sabes con quién los compartes ya enriquecidos! – dijo y subió a su automóvil –
***********
Muchas gracias por leerme, nos vemos en otras de las #CharlasConJustino
Autor: Héctor Ortega
Laboró durante 10 años para una entidad financiera, como responsable de Banca Electrónica de 6 países, en 2014 fundó Hypertech una empresa dedicada a canales digitales para el sector financiero.
Fundador de Beernnovation: Una comunidad del sector financiero con más de 400 miembros para divulgación, podcast y la revista llamada Be Innovation
Y autor del libro: “CEO de un NeoBank ¿Ahora que hago?” disponible en Amazon