El joven CEO inquieto esperaba a nuestro amigo El Viejo Consultor, iniciando el año tenía grandes planes, pero ese día nublado y frio de finales de enero, tenía una sola cosa en mente
Había escuchado recién, que era importante tener reflexiones en la mente, de esas que te hacen ver las cosas de forma diferente en la vida
Por ello, ansioso esperaba a el viejo consultor
Los saludos fueron parcos, un poco por la confianza, otro por la urgencia de la pregunta
-¿Qué me puedes decir como consejo para iniciar el año?
El viejo consultor, solo le miraba atento, con paciencia infinita
– Amigo – siguió el joven CEO – necesito una sacudida, de esas incómodas que tienes en tu chistera de mago
Su interlocutor, seguía atento, mudo hasta ahora
– ¿Tienes algo así?
No dijo nada, solo una mueca de abstracción, en cambio le platicó de un libro que estaba trabajando, le gustaría publicar su primer libro, muy emocionado estaba esa mañana
El CEO se sumó a la emoción, que olvidó para que se reunieron, tardaron horas platicando, comentando cosas
Se despidieron como grandes amigos, de esos que hablas de todo y de nada.
Unos quince minutos luego de la despedida, le llegó un mensaje a su celular al CEO, leyó, suspiró y se dejó caer en su silla.
Una vez más, el viejo consultor sacó su magia.
Lo que leyó, es lo siguiente: