– ¿Papá, quieres ver la televisión conmigo? – el hijo de Justino lo decía muy serio, como si de una petición formal se tratara
– Acepto, traeré las palomitas – dijo el CEO
El niño quiso ver un documental de carreras de autos, disfrutaron mucho su tarde juntos, meses después se anunció que estaría en México la carrera, Justino le preguntó a su hijo si quería ir, luego a su esposa e hija, toda la familia aceptó y adquirieron los boletos para el evento.
El día era soleado de ese domingo, el niño estaba muy emocionado con la carrera, el glamour, los autos, el gran espectáculo, que luego de un rato perdió atención, se le antojaba repetitivo, hacía calor, quería ir al baño.
Primera lección de ese día, y tomó nota mental el CEO
Al terminar el espectáculo, el CEO tenía por costumbre preguntar:
– ¿Qué parte fue su favorita?
Algo interesante ocurrió, la familia entera estuvo de acuerdo en la misma parte del espectáculo que presenciaron, luego su hijo dijo algo que hizo reventarle la cabeza al CEO.
– Papá, trabajan en equipo en los pits, no pueden fallar, están atentos y lo hacen muy rápido, es genial, me encantó – su madre orgullosa asintió, la hermana le tomo la mano y dijo estar de acuerdo
En el camino de regreso a casa, Justino no dijo nada, los niños se entretuvieron en otra cosa muy rápido, olvidando por completo el evento al que asistieron, el CEO anotó la segunda lección.
Al llegar a casa, los niños corrieron a jugar al jardín de la casa, se llevaban muy bien y disfrutaban estar juntos, mientras los orgullosos padres abrazados les contemplaban, la esposa de Justino, mujer inteligente le preguntó:
– Amor, has estado muy callado ¿Sucede algo?
El CEO se sirvió un vaso con agua, se sentó en un banquillo de la cocina, tomó la mano de su esposa y le dijo que seguía pensando en los pits y lo que pasó.
Empezó a decirle las reflexiones que tenía, preguntas que saltaban una sobre otra, para buscar pronto una respuesta, pero más ocupadas en tener una pregunta más que las acompañase.
Los coches van a pits, cuándo necesitan cambiar llantas en la carrera, por ejemplo
– ¿El símil en la organización, ¿cuál sería? – preguntó a su esposa, quién ávida respondió
– Un indicador que mida el desempeño principal de la organización, puede ser el capital de trabajo, el número de clientes, la cantidad de errores … quizá de las aplicaciones, puede ser …
Justino le interrumpió, algo que casi no pasaba
{Las ideas aparecerán solo en el último libro de la serie}
– ¿En qué piensas? – dijo su esposa, sacando a Justino de sus recuerdos, le comentó los consejos que el gran Chairman le dio alguna vez
Y regresando al tema de los pits, había algo que le tenía entretenido, Justino tenía tres verticales como CEO, la que más tiempo le ocupada era el tercer vertical: La Operación, que a su vez tenía tres pilares:
1. La continuidad operativa (El BCP y DRP)
2. Gestión de riesgos operativos y estratégicos
3. Gestión inteligente de proyectos
¿Y sí?, el BCP lo tenemos como pits de Fórmula 1 – pensó de pronto – así debemos tener un equipo de reacción en caso de interrupción de la operación …
– Pero deben estar entrenados, tener métricas de tiempos de reacción, procesos donde no se contrapongan sus acciones, orquestados por el hábito que repiten y ensayan, no improvisar nada y ser un equipo
Justino se puso de pie, aplaudió y luego besó a su esposa
¡Mejor descripción no puedo tener! – le dijo sin dejar de aplaudir otra vez
Y el CEO acostumbrado y aleccionado por Diego, puso el momento en una frase:
Ahora su esposa fue quién celebró, fue por una botella de vino tinto y alzando sus copas, celebraron la felicidad que ahora disfrutaban.
La noche avanzaba, los niños dormían cansados de todo el ajetreo del día, Justino bajo a la cocina por un vaso con agua, el lugar hizo que regresará el pensamiento de la tarde de ese día.
¿Y por donde empiezo con los pits, para la continuidad de la operación? – dijo el pensamiento en su cabeza
Bebió lento sorbo a sorbo el agua cristalina, mientras pensaba con paciencia el ancla que hiciera un cimiento para la ejecución, suspiró, decidió anotarlo en una libreta que siempre tenía a mano, decidió irse a dormir con su esposa.
¡Demasiadas emociones por un día! – se dijo para sí y subió las escaleras a la recámara principal.