Esa mañana, el teléfono sonó una y otra vez, El Viejo Consultor estaba en una llamada, no podía responder
– Hola, amigo ¿Está todo bien?, tengo varias llamas perdidas tuyas, estaba en una reunión, dime ¿Cómo te puedo ayudar?
– Gracias viejo consultor, tengo una pregunta que no me deja dormir dese hace unas semanas, necesito tu ayuda – muy preocupado sonaba el tomador de decisiones
– Claro, con mucho gusto, si por alguna razón no tengo la respuesta, te prometo que buscaré quién nos ayude
– Ya no sé, si debo buscar la Transformación Digital, ser Fintech, buscar la adaptación Infinita, ser una organización Teal, una organización líquida …
– ¿Cómo llegaste a tantos conceptos?
– Varios proveedores de soluciones, me venden estos temas, tienen argumentos muy válidos, amigo
El viejo consultor, estuvo tentado a engancharse de inmediato a la conversación con una pregunta ¿Argumentos válidos para su venta o para tu beneficio?, pero se detuvo
– ¿Y te sientes abrumado, por no saber que camino tomar?
– Exacto, viejo consultor, en tu experiencia ¿Qué me sugieres?
El viejo consultor enmudeció, era probable que fuera la pregunta más compleja e importante de toda su carrera, el consejo era para un tomador de decisiones, tenía cierta influencia por su reputación, por ser una referencia dada su experiencia.
Solo unos segundos bastaron, sonrió complacido ante los pensamientos que inundaron su mente.
– ¿Tienes espacio de tiempo en una hora?, estoy muy cerca de tu oficina
Ese mismo día, por la noche en una casa por el norte de la ciudad de México
– Hola, amor ¿Cómo te fue hoy? – la esposa del tomador de decisiones quería saber, había visto muy preocupado a su esposo, durante semanas – te veo muy tranquilo ¿Lograste encontrar una respuesta que te hiciera sentido?, creo que sí – añadió la mujer –
– Mi amor, así es, ¿Recuerdas este amigo mío, que le decimos el viejo consultor?
– Claro, un nombre extraño, por cierto
– Me dio la claridad que andaba buscando, su consejo no solo fue simple, fue valioso, efectivo y con un argumento sólido.
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