– ¿Sabes cuál es el error más grande de la ejecución? – me preguntó Justino de modo casual
Todo surgió en el café que acostumbramos a reunirnos, cambiaron de dueño y traen “nuevas ideas“, los meseros se están adaptando y cometen errores.
Pedimos un café con leche (𝘭𝘢𝘵𝘵𝘦) para mí y americano para Justino, nada del otro mundo, nos conocen de tiempo atrás y siempre por lo regular pedimos lo mismo. Jaime, el joven que está por las tardes y que coincidimos la mayoría de las veces, pregunta:
– ¿Lo de siempre?
Y no tenemos que pensar, ni que nos presenten la carta del café, así tenemos tiempo para platicar
Jaime se alejó para cumplir la orden, pero segundos después unos gritos nos llamaron la atención, el nuevo gerente y dueño del café, estaba regañando a Jaime.
Un apesadumbrado Jaime, regresó a nuestra mesa, traía la carta del café, nos explicó por lo bajo que las instrucciones eran que debía ofrecer los productos para promover más ventas, no lo había hecho y de ahí la reprimenda.
– ¿El mandato, es vender más? – preguntó Justino
– Creo que sí – dijo Jaime alzando los hombros – al menos eso entendí
– ¿Qué quieres decir? – interrumpí
– Nos dijo un discurso, de la misión y la visión que debemos tener, no entendimos bien la diferencia ni que buscaba, unos días quiere limpieza extrema, en otros momentos desea atención cordial, ventas de productos, nos estamos perdiendo un poco
El dueño se acercó ante la tardanza de Jaime, su sonrisa no era natural, muy forzada como si no disfrutara de su quehacer y quisiera estar lejos de ahí
– ¿Los atienden bien caballeros?
– No – dijo tajante Justino, el pobre de Jaime se le puso el rostro rojo como la grana, el gerente de manera involuntaria le dedicó una mirada que, hizo que Jaime tomara la charola entre sus dos manos, en un instinto de protegerse de la amenaza
– Mil disculpas, caballeros ¿Cómo puedo arreglarlo?
Justino sonrió, pero de esa manera que sabe que ha ganado antes de que suceda, entendí lo que iba a pasar, mi buen amigo lo había previsto todo, para poner en jaque al gerente y darle una lección, me agaché para que no vieran mi sonrisa de complicidad, no quería arruinar el momento, pero quería darle indicios a mi amigo, que entendía lo que sucedería.
– Dejando hacer su labor a Jaime, él nos conoce y sabe bien que si queremos algo más se lo pediremos, de entrada, tomamos un café para iniciar – Jaime recuperó los colores, separó una mano de la charola y sacó el pecho en pletórico orgullo
– Entiendo caballeros, por favor, Jaime, sigue atendiendo a los señores – dijo el gerente sin perder seguridad, cosa que celebramos de manera posterior con Justino, para no perder terreno de autoridad
Antes de pagar la cuenta, el gerente se acercó a Justino, ese día se ganó mi total respeto.
– Disculpe, veo que tiene mucha experiencia en ser un líder, yo estoy empezando – nos narró como llegó a ser el dueño del café, no considero relevante detallarlo por ahora – me gustaría pedirle algún consejo, por favor
Su voz era suave, pero no denotaba servilismo ni humildad, se veía a leguas que estaba acostumbrado a mandar, de cuna de oro, pero con lecciones importantes para crecer, un gran tipo – pensé, mucho que aprender, empezando con pedir ayuda –
Es lo primero que le dijo, ante su asombrado rostro del gerente, intervine
– A mi amigo, le agrada decir frases que puedas recordar para aplicarlas, le llamamos “anclas mentales”, así recuerdas la idea y luego añades el resto del contexto, es un método simple y efectivo para recordar muchas cosas
– Ah, gracias me agrada
Y Justino, dio instrucciones simples al gerente, le dijo que una herramienta para ejecución es el entendimiento de todas las partes, para ello en lenguaje coloquial y simple era la mejor ruta
– Pero – balbuceo el gerente – la empresa que me ayudó con el inicio de operaciones hizo organigrama, énfasis en la visión y la misión para los empleados
– ¿Quieres resultados o entendimiento?
Ante la pregunta, el gerente se quedó pensando, antes dijo rápido, pero solicitando espacio para pensar la siguiente respuesta
– Entiendo la diferencia y no tengo dudas, pero deja reflexionar el antes no el después
Luego de unos segundos, dijo que resultados claro y que se tomo unos segundos para saber, algo que su padre le dijo muchas veces
Quedaron en que pagaría con cafés, tomaría cuatro sesiones durante un mes con Justino, me invitaron a unirme a su club, seguro serán interesantes historias para contar.
Casi se retiraba el gerente, Justino le detuvo y dijo:
– Dos cosas antes para que inicies
– Por favor
Y siguiendo una receta que Diego su socio y viejo amigo, le compartió alguna vez, no era lo mismo iniciar algo de la nada, eso es creación, que tomar algo en movimiento y que debemos darle continuidad, sacó de su mochila su libreta, busco en el apartado de operaciones, para leer esta frase:
– ¿Por qué tres meses?
Y Justino se puso de pie, le seguí de inmediato, en señal de dar por terminada la reunión en ese café, le miró por unos segundos mientras elegía las palabras.
– Para que Jaime, el chico que conoce nuestras costumbres como clientes, haga lo que sabe hacer y …- sigan siendo mis clientes – interrumpió para terminar con la oración el gerente
Suspiró, para añadir
– Entraré a ofrecerle una disculpa en público, grandes lecciones me han dado hoy
Justino asintió con la cabeza, y nos retiramos para hablar de trivialidades camino de regreso a su oficina.