Acabo de descubrir que una enfermedad mental amigo se ha colado al sector financiero -me dijo Justino ayer por Telegram –
Sé bien de su afición por la psicología, y no me extrañó para nada el mensaje, solo me dio una curiosidad intensa, y sentí que era demasiado importante para solo dejarlo en una mensaje y tuve razón.
-¿Cuál es esa enfermedad amigo? – Ya por llamada le he preguntado a Justino
-Mejor te digo los síntomas Ortega, y creo que la padezco que es lo peor
-Me parece bien ¿Cómo que la padeces? ¿Es grave? ¿Se cura? ¿Cómo supiste? – y así una larga serie de preguntas de preocupación genuina ante la enfermedad de mi buen amigo –
-Espera amigo, tranquilo – respondió Justino – no es grave o bueno depende debo decir, pero mejor para no generar mas angustia te platico los detalles – accedí y esto dijo –
Tiene tres síntomas muy visibles y que se pueden identificar sin margen de error, y son:
1.- Hipomanía -dijo para iniciar y la verdad me sonó a una persona con hipo, pero no pregunté, esperé más información – Esto quiere decir un estado elevado de energía y creatividad, tal es el término técnico amigo – dijo como si leyera mis pensamientos –
Un ejemplo amigo, para dejar claro como es este síntoma es cuando:
Estás en una reunión de definición, te conviertes en la persona más hiperactiva de la sala, quién opina, dirige el rumbo, orienta, marca la pauta, acelera y motiva para lograr los objetivos – pero eso lo hace un jefe de manera general, dije interrumpiendo el relato – debo decir que donde se observa más es en este tipo de personaje – respondió y me empecé a dar una idea, por donde iba este asunto de la enfermedad – pero lo malo es que este estado solo dura unos minutos y produce el segundo síntoma:
2.- Falta de concentración: Dado que se ha gastado mucha energía por el primer síntoma, el sujeto pierde concentración con facilidad y empieza a hacer un millón de cosas y no termina ninguna, todo lo que trabajó en la reunión se convierte en secundario o invisible
3.- Irritabilidad extrema: Lo más peligroso es el tercer síntoma, le vienen períodos de un mal humor extremo sin razón aparente, por ejemplo:
Hoy me levanté y el Uber decía que llegaba en 3 minutos y pasaron 4 y NO llegaba, me puse tan de malas que le grité a mi esposa y no me despedí ¡maldita sea! Se tardó un minuto más de lo que dijo … y para colmo le mando mensaje ya en camino a mi CTO y este me deja en visto en WhatsApp ¡Qué rayos les pasa!, y no me dió tiempo ni para desayunar por este terrible retraso por lo que, pido por Rappi un desayuno ligero, el camino a la oficina dura 35 minutos y me dicen que en 32 llegan ¡Justo a tiempo me digo!, tendré a tiempo mi desayuno apenas llegue a la oficina, me han marcado por teléfono y he perdido la concentración olvidando el desayuno.
He llegado a tiempo a la oficina y mi secretaria me pregunta: – ¿Ya desayunó Señor Justino? – entonces me acuerdo del pedido y este llega retrasado 8 minutos ¡Qué le pasa a toda esta gente!, como es posible que no cumplan su promesa de tiempo, me sube la colera de tal modo, que abro Twitter y pongo mi queja para que TODOS sepan que no cumplen …. ¡Faltaba más!
Cuando llega el pedido de Rappi, veo que me han cobrado mal y el cargo a m tarjeta de BancoT está incorrecto, vaya ¡Solo esto me faltaba! – digo para mis adentros – y le pido a mi secretaria que me busque a Jaime, quién es el director de operaciones de BancoT para revisar este tema de mi cargo.
Jaime llega a mi oficina y amablemente me comenta que, este tipo de aclaraciones tardan 30 días y se te cobra si es improcedente Justino – me informa – estoy tan bajo de energía que solo hago una señal de acuerdo con la cabeza.
Al terminar el día me dirijo a casa amigo, antes paso por un ramo de rosas para mi esposa y espero no siga enojada por mi berrinche matutino, entro y le doy un beso furtivo y ofrezco las flores en señal de paz … me mira y baja la vista mientras pregunta – ¿Se te bajó el berrinche Justino? –
Iba a empezar a dar explicaciones, levanta su mano con la palma enfrente en señal de: ¡Detente por favor! –
Obedezco fielmente y dice mientras alza la vista lentamente – por cierto debo decir que no me he autodiagnosticado amigo, ahora lo entenderás –
-Vamos, platícame tu día Justino – me suena a orden más que a comentario –
Le cuento los retrasos de Uber, el de Rappi y para colmo el pago equivocado, pero que ya está con aclaraciones y en 30 días me dirán el resultado y si es improcedente pues me van a cobrar comisión – más o menos es la secuencia de lo que he vivido hoy –
–¡Eres un banquero bipolar! – me grita en la cara con una sonrisa apenas contenida –
-¿De qué hablas? – respondo indignado y herido en mi autoestima, aunque sentía mucho de verdad –
¡Te quejas por unos minutos de retraso de Rappi y Uber, pero aceptas 30 días de espera en BancoT Justino!
Exiges por un servicio externo y fallas de manera monumental con el que ofreces, y lo que es peor: ¡Lo aceptas como un hecho!
Esposa de Justino
Y no supe que responder, se marchó dejándome hundido en reflexiones y a punto de llamar a mi equipo … regresó me miró y dijo:
-Ahora es tiempo de cenar, mañana será otro día … mi amor – la dura lección es mi castigo amigo –
Héctor -dijo Justino para terminar – ¿Conoces alguien como yo? Te digo para hacer un grupo de recuperación de Banqueros Bipolares
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Muchas gracias por leerme, nos vemos en las siguientes #CharlasConJustino