El asesino serial de negocios 1 de 2

¡No quiero preguntas innecesarias!

El hombre que acaba de hablar era alto y delgado, entrado en los sesenta años, largos mechones de cabello gris adornaban su frente, su pulcra vestimenta y maneras denotaban que estaba acostumbrado a dar las órdenes, a pesar de intentar ser amable, la afirmación sonó a mandato que se tenía que cumplir. La junta apenas había iniciado, no hubo un saludo ni nada, solo estas palabras que repitió en tres ocasiones, para dejar claro que estaba buscando.

Justino me invitó a un ejercicio llamado: El asesino serial de negocios, la persona que lo estaba organizando se llama Ricardo, luego de su entrada, le odiamos todos casi en automático ¿Qué sé cree?, compartimos en privado.

– ¡No quiero preguntas innecesarias! – repitió una vez más y añadió – ¿Alguna duda con mi petición?

El silencio sepulcral nos mirábamos unos con otros, luego al suelo, perdíamos la vista para evitar el contacto físico, hasta que una voz muy particular, preguntó:

– ¿Por qué, señor?

Nos hizo voltear para ver de dónde venía aquella voz, era una niña de unos nueve años, muy despierta y atenta, era la hija de la recepcionista.

– Madeleine, chiquilla traviesa, aquí estás, ofrezco una disculpa a todos – dijo muy apenada la mamá, de nombre Daniela

– No pasa nada Daniela – dijo Justino, con el natural liderazgo que le caracteriza – es una niña adorable

Daniela abrazó a su hija y se retiraban, pero Ricardo le detuvo en seco

– Daniela, me encantaría que le permitieras a Madeleine estar con nosotros unos minutos, por favor ¿Está bien?

Daniela hizo algo interesante, no dio ninguna respuesta solo le preguntó a su hija, si se sentía cómoda, la niña saltó de alegría, dijo que, en voz baja a su mamá, que le interesaba saber por qué ¿No podía hacer preguntas innecesarias? Aunque no sabía bien, a qué se refería

Ante la duda de Daniela, Ricardo insistió diciendo que le interesaba justo esos dos planteamientos de la niña, apenas los tuviera claro le llevarían con ella a la recepción o donde quisiera, Daniela aceptó indicando a Madeleine que tuviera buenos modales y se portara bien, la chiquilla asintió.

Ricardo pasó al frente de todo el grupo a Madeleine, diciendo que esta niña nos estaba enseñando un par de lecciones de vida, sin ponerse a la altura de la niña, le comentó si podía compartir las dos preguntas que tenía.

– ¿Por qué no quiere preguntas innecesarias? y ¿Qué significa tal cosa? – dijo la niña sin miramientos

Le agradeció y dijo que podía sentarse, daría respuesta a sus dos cuestionamientos y luego se podía retirar si lo deseaba, aunque sería de gran ayuda como ya lo había demostrado, Madeleine sonreía complacida por la atención.

– Otra cosa señor, ¿Puedo preguntar?

– Lo que necesites, Madeleine

– ¿Qué significa “El asesino serial de negocios” ¿Es peligroso? – dijo con su natural inocencia, señalando la frase en el pizarrón

– Oh no, es una manera de atraer la atención, es como decir que, hay algo que nos puede causar un problema si nos portamos mal, pero lo veremos con calma, no es malo, te lo aseguro.

Ricardo dejó la atención para la niña, se volvió hacia todos nosotros, ahora con ese tono de voz arrogante, para decirnos.

“Los niños son el mejor maestro, solo por una razón: PREGUNTAN y se CUESTIONAN” – Ricardo

Es probable que su tono de voz haya cambiado, pero ya no le percibía tan arrogante, nos dijo que es una capacidad que perdemos mientras crecemos, dejamos de cuestionarnos, de preguntar, era claro que no se había entendido la instrucción, pero nadie se atrevió a preguntar, es algo que los niños lo hacen por naturaleza, es la capacidad que debemos recuperar.

– ¿Por qué no quiero preguntas innecesarias? – dijo Ricardo – por una sola razón – mientras buscaba a Madeleine – deben tener toda la información necesaria antes, para que se las respondan ustedes mismos, las preguntas deben ser nuevas, deben surgir retando nuevos pensamientos, no dudas de lo que estemos hablando, quiere decir que tienen un número de preguntas limitadas, las reglas son las siguientes:

  1. Tienen tres preguntas nada más
  2. Deben hacer sus tres preguntas, es obligatorio
  3. Deben ser pregunta necesarias, decide el colectivo si es válida la pregunta o no

– El taller se llama: “El asesino serial de negocios”, y lo que necesito es que aporten sobre lo que conocen, para lo cuál es explicaré un poco cuál es mi quehacer

Entonces, Ricardo nos compartió que era director de teatro, que de servicios financieros no tenía mucha idea, pero que era muy bueno haciendo que colectivos participarán para encontrar respuestas a problemas planteados, le había contratado Justino para responder una pregunta: ¿Qué amenaza el negocio?

Narró de manera breve que conoció a Justino de manera fortuita, Ricardo dirigía una obra de teatro que el CEO le encantó, cuándo la obra terminó se encontraron en la salida del teatro, al finalizar la obra Ricardo se había presentado a todo el público, como el director y Justino le felicitó cuándo casi chocaron en la puerta, entablaron una rápida conversación, algo pasó que intercambiaron números de teléfono y en otra oportunidad se reunieron, platicaron mucho y Ricardo le comentó de este ejercicio que había hecho para otras industrias, Justino le contrató ese mismo día.

– Hoy es martes – dijo Ricardo – tienen hasta el martes de la semana siguiente, para investigar ¿Qué consideran un asesino serial de negocios financieros?

Luego dio la explicación, debía ser serial muchas víctimas debía tener, entonces escondía un patrón de comportamiento, es lo que tenían que proponer, esa investigación debía economizar preguntas, por ello, había dicho al iniciar la junta:

¡No quiero preguntas innecesarias!

– Ah, sí solo nos hubiera dado ese contexto – dijo alguien más confiado –

– Si, solo hubieran preguntado – replicó Ricardo

Me volví un segundo por instinto para ver a Madeleine, en ese momento se me ocurrió una idea, apoyándome de la intervención de la niña lo expresé, sin detenerme siquiera a pensar si era una buena idea.

– Entonces Ricardo, se trata de hacer preguntas previas … digamos en privado, que puede ser en dos vías

Justino me sonreía, instándome a tener más confianza en mí mismo, le tomé la palabra.

– La primera ola, por decirlo de alguna manera – nadie me interrumpió y atentos estaban todos – es para responder mis propias dudas, encontrar las justificaciones o más bien los hechos de ¿El asesino serial de negocios?

Ricardo me miraba atento

– La segunda ola, es sobre una base de un conocimiento sólido más que una opinión, tratar de hacernos preguntas que construyan soluciones robustas

– ¿Es Héctor Ortega? – preguntó Ricardo a Justino, quién solo asintió sonriendo

– ¿Cómo lo podrías decir, más … simple?

– Justino es bueno con eso – respondí

“Investiga de forma que tengas una opinión con una base de hechos, te permitirá hacerte preguntas que construyan soluciones robustas” – Justino

Mi amigo vino al rescate, diciendo la frase con ese tono que le caracteriza.

– Y el tiempo será bien aprovechado, no buscamos que nos digan, ni cuestionen, estamos buscando crear con el colectivo a partir de hechos – añadió Ricardo, ante la aceptación general

– ¡Sigo sin entender, nada! – dijo Madeleine arrugando la nariz

Ricardo aplaudió como si fuera una obra de teatro, reconoció alguien del colectivo, nos solicitó explicarle a la niña de manera simple y que lo pudiera entender.

Un esfuerzo de todas las personas se hizo presente, buscaron palabras simples, enunciados sencillos, pocas palabras y de uso común, no fue nada fácil y tardamos unos minutos, al final la niña quedó claro, pero nos dio una lección importante como conclusión:

– ¿Y por qué no siempre lo hacen así?, cualquier persona lo entendería y no tendrían que explicarlo – dijo como si tal cosa –

Nos miramos atónitos, Ricardo suspiró y tomó la mano de la niña, diciendo fuerte para que todos los presentes escucharán

– Haz hecho mucho hoy Madeleine, vamos a ver si tu mamá nos acompaña por una malteada y un pastel, te lo tienes bien merecido

Y Justino se puso de pie, solicitó borrar el pizarrón y puso una frase en él.

“Debemos explicar las cosas, de manera que un niño de cinco años las pueda entender” – Justino

Con mi natural irreverencia, acompañe a mi amigo, para poner mi contribución debajo.

“La regla Madeleine”

Luego sin que nadie me lo solicitara, dije que preguntarían ¿Por qué se llama así?, por una niña que nos dio una lección, por eso, si tienen tiempo y paciencia, pueden narrar lo que hoy ha pasado.

¿Quién es el asesino serial de negocios?, esa es otra historia

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