Era una tarde muy tranquila, nuestro amigo el viejo consultor caminaba sobre las calles de la Av. Reforma en Ciudad de México, disfrutando el paisaje decembrino.
Se encontró por casualidad a un amigo, esto es lo que pasó:
– Mi estimado, el viejo consultor
– Amigo, tiempo sin verte, que gusto
– ¿Vamos a comer? te invito a tu lugar favorito y platicamos, vamos, no te hagas del rogar
Sin esperar respuesta, le tomo por el brazo a la altura del hombro, arrastrando al viejo consultor a un restaurante a dos cuadras del lugar, estaba a reventar de gente, era la hora pico de la comida, pero tenía reservación.
Comieron y bebieron, hablando de trivialidades de la vida, hasta que emocionado, le dijo
– Te quiero platicar, que sacaremos un NeoBanco para este 2024
– Felicidades, amigo
Su interlocutor, se quedó en silencio, sin responder con gesto alguno el halago, esperando algo
– ¿No dirás nada?
– Felicidades, me parece que es bueno para tu crecimiento – añadió como apenado –
– ¿Qué riesgo le ves?
– Muchos, pero de eso se trata
– ¿El más inmediato?
– ¿Quieres arruinar tan genial tarde?, amigo
– No, todo lo contrario, tus consejos siempre me sirven
Suspiro el viejo consultor, no tenía muchas ganas de tocar el tema, pero bueno, a un amigo no se le niega nada
– ¿Puedes pedir la cuenta?
– Claro, pero yo pago
– Gracias
Caminaron luego de pagar la cuenta, antes de dejarlo frente al corporativo, le dijo
¿Canibalizar?
Alguien dijo esa palabra y, se despidieron, uno feliz por la comida, otro pensativo por las respuestas que no llegaban.