Saltaba de alegría, le contrataron para ser el CIO de un grupo empresarial, era la oportunidad que estaba esperando.
Pero había algunos detalles importantes a tener en cuenta, al menos fueron los siguientes pensamientos
– Nunca había sido CIO, pero tenía muchos amigos con el puesto
– Nunca había tenido tanto personal a su cargo, pero sabía como sacar lo mejor de cada persona
– Nunca había tenido tantas responsabilidades, pero sabía ponderar variables para separar lo importante de lo urgente
– Nunca había sentido tanta emoción, pero sabía que seguiría la calma para actuar
– Nunca había reportado a un CEO, pero estuvo cerca de su jefe anterior y sabia mucho al respecto
Y así estuvo cavilando un buen rato, buscando el NUNCA y luego la JUSTIFICACIÓN.
Cuándo se hubo calmado, El Viejo Consultor le llamó por teléfono, antes le había enviado un mensaje para notificarle su contratación.
Luego de una charla breve y a punto de colgar, se le ocurrió preguntar, solo para no dejar pasar la oportunidad, aunque no tenía intención alguna de ejecutar lo que le dijera.
– ¿Algún consejo?
– Ninguno
– Vamos, El Viejo Consultor, algo tendrás que decirme
“Durante 6 meses no hagas nada, solo observa”
Y colgó, sin esperar respuesta.