Aquella tarde de noviembre en la Ciudad de México, había mucho viento y la temperatura a unos 10 grados.
Estaba caminando sobre Reforma, nuestro amigo El Viejo Consultor, decidió entrar a un Starbucks para saborear un aromático café.
Encontró atestado el lugar, mucho barullo, eligió una mesa en una esquina, que por suerte estaba libre, casi al llegar vio a un joven que afanado estaba en su Mac trabajando, de reojo vio código y acto seguido como probaba en su iPhone de última generación su trabajo, mientras hacía muecas y maldecía.
¡Nunca le prestes dinero a un entusiasta!
En su juventud, trabajó en un banco, en el área de créditos, su mentor un hombre de mucha experiencia, les repetía una y otra vez esa frase.
A este chico, nunca le prestarían dinero – pensó – es un entusiasta Fintech, lo pudo saber porque el joven llamó a un amigo, y con voz muy alta le dijo, que tenía la SuperAppFintech que acabaría con todas las Apps Fintechs existentes, que buscarán al inversor para la semana siguiente, todo está listo, insistió con mucha certeza.
Luego, regreso a su código, su frustración al golpear la mesa, decía otra cosa.
– ¿Por qué no le debemos prestar a un entusiasta? – preguntó su primer día, en ese tiempo atrás un joven aprendiz
– Porque, la pasión muere pronto, está en el negocio por las razones equivocadas, si se aburre se irá
Y luego, les detallo a quién sí debían prestarle, a las personas que les interesaba el negocio, que sacaban una hoja de cálculo aburrida con números, demostrando que tenían una manera de “regresar el dinero“.
El joven seguía blasfemando en voz alta, El Viejo Consultor, no pudo resistir el impulso, se acercó contra lo que su intuición le decía
– ¿Te puedo ayudar? – mientras se inclinaba
El joven le miró de hito en hito, con desprecio
– No, viejo gracias, son cosas que no entenderías
– De acuerdo, joven, solo que debes agregar el tratamiento de SSL pinning, se hace para evitar un Man-in-the-Middle (MITM), la API que consumes no te dejará conectarte sin un certificado
Y se fue, saboreando su café, ante un boquiabierto joven, que trato de seguirlo sin éxito.