¡Nadie trae ideas que valgan la pena! y dio un puñetazo sobre la mesa.
Todas las personas reunidas en aquella elegante sala de juntas, del piso 20 de un edificio en una zona muy exclusiva de la ciudad, callaron, bajando la cabeza avergonzados por la reprimenda, aceptando el no tener ideas interesantes.
– ¿Y usted tampoco?, me dijeron que era una persona muy capaz, hasta ahora nada – El CEO refiriéndose a nuestro amigo El Viejo Consultor
Alguien lo había invitado a esa reunión, no se sentía nada cómodo, las maneras del CEO le disgustaban, pero su disgusto se incrementó, con el comportamiento de su primera línea ¡Nadie lo desafiaba!
– ¿Quiere que me retire? – su voz era suave
– Sí, no me sirve para nada
Tomó su libreta y con paciencia se levantó, casi al llegar a la puerta, el silencio sepulcral seguía, se detuvo y le dijo:
-¿ Sabe que es una “cuenta T” de contabilidad?
– ¿Eso que tiene que ver?
– Asumiré que es un sí – ignorando la molestia del CEO
Se acercó al pizarrón y dibujó una letra “T” enorme, puso en la izquierda: “Clientes – Mercado” y en la derecha “Empleados – Socios”
Y en la parte superior como si nombrará la cuenta T, puso una pregunta
Y se dirigió a la salida mientras decía: Ahora solo tiene que preguntar a sus clientes y poner las respuestas en la parte izquierda, a sus empleados y socios y ponerlo en la parte derecha
Revise señor CEO, que columna tiene más respuestas, y tendrá una estrategia.
No esperó la respuesta, salió a prisa de aquel lugar, algo sofocado por la atmósfera, pensando en no regresar, pero pocas veces le hacía caso a su primer pensamiento, fruto del momento y ausente de reflexión.
¡Nos vemos en la siguiente aventura de El Viejo Consultor!