– Héctor, Edgar dice Sergio que le bajen a la música, por favor
Nuestro gerente (en aquellos días, donde yo era desarrollador) nos regañó, teníamos la música muy fuerte
Sergio era el Director de Sistemas, se sentaba frente a nosotros, pero recuerdo bien lo ocurrido
Levantó el teléfono para Patricia, su secretaria, a su vez le marcó a Octavio, nuestro gerente, quién nos dio la instrucción final
¿No era más fácil que Sergio se pusiera de pie (estábamos a 3 pasos) y nos callara?
Esa fue la lección (en mis tempranos días) de “respetar el organigrama”
“El poder se diluye en las pequeñas batallas”
Si, Sergio nos hubiera callado, su poder se iría diluyendo, pero no lo hizo, es una confusión típica entre los C-Level:
“No seguir el organigrama, no te empodera más bien menoscaba tu poder”
Hace no mucho, un VP de tecnología estaba furioso (conmigo) por un proyecto que a todas luces era mi culpa, preguntó a su primera línea por cierta persona, como cinco eslabones abajo de él, sin esperar respuesta dijo de manera contundente
– No le hablen, yo lo hago, ¡Qué le pasa!
Vi como de manera lenta, se esfumaba su poder, la persona en cuestión lo notó, no hizo ninguna diferencia en la reunión, al final si te lo preguntabas, no era mi culpa, por cierto.
¿Qué debió hacer?
Siguiendo las lecciones de Sergio, buscar a su jefe de la primera línea y pedirle explicaciones, considero que respetar el organigrama es importante.
Aunque quizá sea solo un pensamiento de la vieja guardia … También he visto grandes errores de los famosos “equipos auto-organizados”, nada es perfecto.