Cuándo era niño, odiaba su nombre, tal cosa cambió cuándo encontró su abreviación “CTO”, para estudiar ingeniería en sistemas, ahora recién nombrado CTO de BancoT, en contra del voto de Justino.
Fue una de esas pocas imposiciones del Chairman Diego para el CEO Justino, las cosas así eran, al menos de momento eso parecía, en el tiempo, fue otra de las lecciones del viejo para su joven amigo y CEO.
Le había dicho esa frase alguna vez, mientras degustaban una buena paella española, Justino, lo recordaba bien, esa tarde Diego estaba inspirado, añadió:
Tuvo que pedir explicaciones, Diego dio los detalles desde su experiencia, esa es una historia para otro momento, sigamos con Cristino y sus aventuras.
El CEO eligió que el joven CTO no sería una batalla que luchar, eligió en su lugar, apoyarle con todos los elementos posibles, para que Cristino hiciera un buen papel (Esa era la lección de Diego, pero en ese momento no lo supo Justino), estuvo meditando un tiempo, el apoyo llegó fortuito, el destino le alcanzó.
Era una mañana fría de febrero, Justino llegó muy temprano a la oficina de BancoT, estuvo revisando algunos pendientes, tenía un problema importante que resolver, lo dejó para el final, antes de siquiera pensar en como enfrentarlo, decidió caminar un poco, eso siempre le daba ideas interesantes, se encaminó hacia su cafetería favorita, está solo a tres cuadras de las oficinas, en ese lugar hemos tenido muchas de las charlas con mi amigo Justino.
Al doblar la esquina, ensimismado en sus pensamientos, distraído casi tropieza con una persona.
– Disculpe por favor, señor
Clavó su mirada en los zapatos de la persona que casi arrolla, eran muy elegantes, subió de poco a poco la mirada, para llegar al rostro, era un hombre entrado en canas, bien arreglado, sonriente, a pesar de la situación.
– Hola, Justino
– Mi amigo, El Viejo Consultor – se dieron un abrazo, de esos que solo los grandes amigos pueden darse
Se conocían de tiempo atrás, cuándo Justino iniciaba su carrera, El Viejo Consultor ya era una leyenda en esos años, trabajaron un tiempo corto en la misma institución financiera, era el CEO en esos días, recordaba que la auguro mucho éxito cuándo le despidieron, para luego hacerse consultor adoptando su apodo.
Justino no tenía tiempo, tenía que volver a la oficina, pero desaprovechar un tiempo con El Viejo Consultor, era un lujo que ningún CEO debía darse, lo tenía claro.
Hizo catarsis sin notarlo, le comentó de Cristino, no se guardó nada, solo abrió las compuertas de sus sentimientos, le hacía falta. El Viejo Consultor solo le escuchaba, legendarios eran sus silencios, al terminar su perorata, le dijo:
¡Dale un mentor!, para que siga fluyendo hacia donde deba ir
– ¿Un mentor?
– Sí, tú mismo necesitas uno Justino, sé que mi buen amigo Diego, es importante para ti
Justino se sonrojó, ahora tenía todo claro, él mismo se equivocaba, era un aprendiz de CEO
¡Seré su mentor! – dijo y salió sin despedirse de el Viejo Consultor
Llegó a BancoT y le pidió a su asistente que llamara a una persona, minutos más tarde, esta persona entraba a la oficina de Justino
– ¿Conoces a Cristino? – le preguntó
Un silencio incómodo, la persona le clavó la mirada al CEO (Quién esbozo una sonrisa complaciente), pensando en una respuesta inteligente
– Sí, pero me gustaría conocerle como “CTO”
Justino se levantó, le estrechó la mano y dijo
– Ahora entiendo por qué Diego, te ha elegido siendo tan joven Cristino ¡Bienvenido!
Le dio las gracias y Cristino se dispuso a salir de la oficina, antes de que alcanzara la puerta, le detuvo para informarle
– ¡Seré tu mentor!
El joven agradeció con un gesto de la cabeza, y salió a grandes zancadas, molesto por la información que había recibido
… esta historia continuará … en las #AventurasDelCTO